En últimas es una invitación a la humildad. Después de ganarle a Millonarios en Bogotá con suplentes y de dar una cátedra de fútbol en Montevideo sobre Peñarol, muchos esperaban que el Tolima fuera una presa fácil para este muy buen Atlético Nacional. Pero Jorge Luis Bernal es un "zorro viejo" y tiene dos armas fenomenales: una va a dar mucho de qué hablar este año en Colombia con sus goles, Robin Ramírez, y la otra ya es uno de los mejores arqueros que tiene nuestro campeonato, Antony Silva.
Gracias a un gol del primero, explotando con su movilidad esos errores en defensa que aún tiene la máquina verde, y a una noche espectacular del segundo, que paró todo lo que le dispararon (que no fue poco, porque si algo tiene este Nacional es ofensiva), el Tolima obtuvo una victoria inteligente, sufrida pero gloriosa, que lo tiene en la punta del campeonato temporalmente.
Fue claro desde el comienzo que Bernal hizo la tarea y sabe a qué juega este Nacional, y también es claro que Santiago Escobar le tiene la suficiente confianza a su nómina y su esquema como para no ponerse a inventar: el verde juega con tres volantes ofensivos (Macnelly Torres en papel de 10 y Doraln Pabón y Luis Mosquera como mediapuntas a veces y otras como delanteros).
Esta vez vino a utilizar un 9 de área solo hasta el final, cuando metió a Carlos Rentería por Mosquera para remontar, pero su idea es abrir el campo a lo ancho y generar espacios que explotan los tres "magos" asistiendo a todo aquel que llegue de atrás: Jherson Córdoba, Farid Díaz, Alex Mejía... y Bernal lo leyó bien.
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El técnico del Tolima sabía que tenía que aguantar la embestida (que fue brutal y que sin Silva seguramentre habría terminado con otro resultado), y le apostó a explotar el punto débil de los verdes: Nacional está hecho para atacar, y lo hace tan seguido y generalmente tan bien, que no se preocupa casi por defenderse, deja especios, y para explotarlos fue fundamental Ramírez.
El también seleccionado paraguayo fue un dolor de cabeza constante para Henríquez, que nunca lo pudo referenciar del todo, especialmente porque la dinámica de Cristian Marrugo y Danobis Banguero (luego sustituido por Mike Campaz) fue clave para que cada andanada de golpes de ese púgil de peso completo que es Nacional, terminara con un recto al mentón de parte de ese profesional retador que es Tolima.
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Así llegó el gol: entre Marrugo y Bolívar abrieron el campo, aprovechando los espacios atrás del local, y éste último le tiró un pase al centro del área a Ramírez que, frente a una deficiente marca de Henríquez, cobró.
El resto fue Silva, y fue un monólogo de ensueño. El paraguayo fue brillante en el mano a mano, en la media distancia, cortando centros, jugándose la vida en sus reflejos...
Nacional sigue siendo un superequipo, no hay duda, pero ya sabe lo que es perder. Itagüí ya lo había maniatado y esta vez el Tolima, sin tanto control, sin tanta fuerza, lo derrotó. Parece ser que el dorado opera en los verdolagas como una criptonita, pero lo cierto es que quedó claro que un equipo bien parado y sin miedo puede hacerle frente a la sensación del torneo.
Señores, hay Liga y el Tolima demostró que va a ser larga y emocionante.
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