El oficial Valter Costa, encargado del caso, dijo que un hombre fue detenido y otros dos están siendo buscados en relación con el desmembramiento del árbitro Otávio Jordao da Silva Catanhede, de 20 años, en la pequeña comunidad rural de Centro do Meio, en el estado norteño de Maranhao.
Indicó que fue detenido Luis Morales Souza, de 27 años, acusado de iniciar las agresiones contra el árbitro y aún están buscando a Francisco, hermano de Luis, y otro individuo identificado por el apodo de ‘Pirolo'.
Según relató Costa a AP, el caso ocurrido el 30 de junio comenzó cuando el árbitro expulsó al jugador Josemir Santos Abreu, de 31 años, quien reaccionó violentamente agrediendo al árbitro y lanzándolo al suelo. Al levantarse, Jordao sacó un cuchillo que llevaba en la cintura y apuñaló al jugador en el pecho y en la región torácica. Abreu murió camino al hospital.
El agente policial consideró extraño que el juez llegara armado a arbitrar el partido y aseguró que se trata de una situación fuera de lo común.
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"Posteriormente, gente que estaba ahí, público y jugadores, amarraron al árbitro de pies y brazos y en seguida vino ese Luis, a quien detuvimos, y usó una estaca para golpear al árbitro repetidamente en la cabeza. Después tomó una botella de cachaza (bebida alcohólica) aún con contenido líquido y la quebró en el rostro del árbitro", narró Costa.
Con el árbitro amarrado y cubierto de sangre, llegó el hombre identificado como ‘Pirolo', quien tomó el cuchillo del agredido y lo clavó en su garganta.
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En seguida llegó el hermano de Luis, Francisco, armado con una hoz. "Creo que estaba bajo los efectos de las drogas porque se veía agitado, exaltado y utilizó la hoz para cortar brazos y piernas y decapitar a la víctima. Posteriormente tomó la cabeza de la víctima y la colocó en una estaca en el centro de la cancha de fútbol", añadió Costa.
El caso conmocionó al país por la brutalidad de los hechos que escapan de lo común en los partidos de fútbol que se juegan en pequeñas localidades.
Brasil registra con frecuencia casos de violencia entre aficionados, especialmente entre los equipos principales de las grandes ciudades del país, y muchos acaban con muertes. Pero el nivel de brutalidad en el caso del árbitro en Maranhao fue algo inusual, según la policía.
Costa dijo que la comunidad de Centro do Meio es una zona rural sumamente tranquila cuyos pobladores raramente registran crímenes. Indicó que los involucrados en la agresión y descuartizamiento del árbitro provienen de localidades vecinas.
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Paulo Storani, un especialista en seguridad que pasó tres décadas en la policía de Rio de Janeiro, consideró que las muertes son un incidente aislado que no se reflejarán en la capacidad de Brasil de garantizar la seguridad durante el Mundial de 2014.
"Es algo completamente fuera de lo común que ocurrió en un área aislada en el estado más pobre del país, un área donde hay mucha violencia", comentó Storani. "Aunque es cierto que estamos acostumbrados a la violencia en el fútbol de Brasil, este caso está completamente fuera de lo que normalmente vemos"
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