Zbigniew Boniek, de 56 años, tiene por delante un mandato de cuatro años en el que afrontará el reto de reorganizar el fútbol polaco después de la gestión considerada poco brillante de Grzegorz Lato.
Asimismo, tendrá que asumir la tarea de reencausar deportivamente a la Selección de Polonia tras su pobre actuación en la última Eurocopa, de la que el país era anfitrión junto con Ucrania.
El deficiente funcionamiento de la Federación Polaca se hizo evidente con la reciente suspensión del Polonia-Inglaterra, partido clasificatorio para el Mundial de Brasil, que se canceló a causa de la intensa lluvia.
El Estadio Nacional de Varsovia quedó inundado, a pesar que el recinto cuenta con un techo retráctil que, de haberse cerrado a tiempo, habría evitado que el terreno de juego quedara anegado.
El nuevo presidente fue elegido en la segunda votación con 61 votos, imponiéndose a otros cuatro candidatos, entre ellos el también exfutbolista Roman Kosecki.
Como futbolista, Boniek vistió en 80 ocasiones la camiseta de la Selección de Polonia, con la que logró el tercer lugar en el Mundial de España 1982. Entre otros equipos, jugó en la Juventus, donde consiguió la Supercopa de Europa en 1984 y la Copa de Europa de 1985.