La iraní Atefeh Ahmadi aprendió a esquiar poco después de poder caminar, pero el camino hacia los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 no ha sido del todo fácil para esta joven, de 21 años.
Ahmadi, la única mujer iraní clasificada para estos Juegos, declaró a la 'AFP' que sólo tenía tres años cuando sus padres la pusieron a esquiar por primera vez.
"Era tan pequeña que no entendía para qué servían estos trozos de madera, pero aprendí", dijo la atleta, originaria de Abali, al este de Teherán.
Su padre había sido miembro del equipo nacional de esquí y entrenador del equipo femenino, y al principio su hermana mayor, Hadis, era la que recibía el entrenamiento para conquistar las pistas.
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Pero el talento natural de Ahmadi no tardó en convertirse en un sueño olímpico propio.
"Cuando (Hadis) empezaba sus primeras competiciones, yo lloraba porque quería seguirla", dijo Ahmadi.
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Uno de los recuerdos que su hermana se trajo de los Juegos Olímpicos Juveniles de Invierno de 2012 en Austria fue la insignia de esas Justas.
"Fue entonces cuando empecé a soñar con los Juegos Olímpicos. Recuerdo que de niña dibujaba torpemente los cinco anillos olímpicos en la parte de atrás de mi cuaderno", dijo Ahmadi.
"Me convencí de que participaría, sin saber realmente cómo eran los Juegos".
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"Sólo tenía mi voluntad"
Dijo que los competidores internacionales se sorprendían a menudo cuando se enteraban de que era de Irán.
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"Me preguntan si tenemos nieve... Piensan que somos un país desértico como Arabia Saudí", dijo la esquiadora.
"Pero incluso en verano se puede practicar este deporte en Damavand o Alamkouh, glaciares de 5.600 metros de altura", señaló la iraní.
También "se sorprenden al saber que las mujeres esquían en un país islámico", añade.
"Les digo que la religión no impide a las mujeres hacer deporte".
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Irán cuenta con varias estaciones de esquí, abiertas a ambos sexos. Las más cercanas a Teherán son populares escapadas familiares en invierno y los fines de semana.
A los 10 años, Ahmadi viajó a Kazajistán para participar en su primera competición en el extranjero, y a los 16 se incorporó al equipo nacional.
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"Cuando debuté en los Campeonatos Mundiales de St. Moritz (Suiza), me di cuenta de que tenía que luchar para competir con los mejores", dijo.
"Ellos tenían los medios económicos, yo sólo tenía mi voluntad".
Un viaje inacabado
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La primera gran decepción de Ahmadi llegó en la antesala de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang (Corea del Sur).
"Estaba extremadamente motivada. Tenía 17 años y quería hacer historia, ser la esquiadora iraní más joven en ir a las Olimpiadas", dijo.
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Pero el comité no la seleccionó, diciendo que era demasiado joven.
"Me sentí desolada. Lloré durante dos semanas. Quería dejar de esquiar", dijo.
"Dos meses después, me levanté y empecé a entrenar de nuevo. Quería demostrar a todo el mundo de lo que era capaz a pesar de mi edad".
Ahmadi dijo que quería terminar el "viaje inacabado" de su padre, después de que la falta de fondos le obligara a abandonar el deporte profesional.
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En el 2019, terminó en el puesto 46 del eslalon en los campeonatos del mundo, y terminó exactamente en el mismo lugar en 2021.
Es una de las tres iraníes que competirán en Beijing, y se ha convertido en una especie de icono en su pueblo, y espera ser un ejemplo para otras jóvenes.
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"Nací en un pueblo tradicional en el que no hay muchas atletas profesionales", afirma.
"Una chica de nuestra región que llega al mayor escenario deportivo del mundo puede ser un modelo a seguir".