Los primeros Juegos Paralímpicos de Invierno se celebraron en Örnsköldsvik (Suecia) en 1976. Solo participaron 198 deportistas de 16 países, una cifra que en la actualidad, 46 años después, se ha multiplicado para Beijing por tres en cuanto a número de participantes de unas cincuenta naciones.
El movimiento paralímpico internacional enarboló por primera vez la bandera de los deportes de invierno del 21 al 28 de febrero de 1976 en Suecia. El programa de competición incluyó esquí alpino y nórdico para amputados y atletas con discapacidad visual, mientras que las carreras de trineos sobre hielo se incluyeron como evento de demostración.
Alemania Occidental encabezó el medallero con 28 medallas, diez de ellas de oro, mientras que Suiza quedó en segundo lugar con un total de doce. La mayoría de países participantes eran de Europa, aunque también acudieron Japón, Uganda, Estados Unidos y Canadá.
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Cuatro años más tarde, en Geilo (Noruega), los Juegos atrajeron a 299 deportistas de 18 países y al programa de competición se añadieron patinaje de velocidad sobre hielo, esquí de fondo, carreras de trineos sobre hielo y curling en silla de ruedas.
Tras el éxito de esas dos ediciones, la sociedad, sobre todo de los países desarrollados, empezó a estar cada vez más convencida del poder curativo del deporte y los Juegos Paralímpicos de invierno empezaron a cobrar impulso con las competiciones de Innsbruck (Austria) en 1984 y 1988.
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La ciudad austríaca fue sede dos veces debido a problemas económicos del Comité Organizador de Calgary (Canadá), que sí acogió los Juegos Olímpicos en 1988 pero no los Paralímpicos, como estaba previsto.
Tras el éxito de esos Juegos en Austria se produjo un período de cambios que contribuyó al fortalecimiento del movimiento paralímpico de invierno.
El primer gran cambio llegó en 1992, cuando se decidió la integración definitiva entre los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de invierno. Esa decisión se tomó para que ambos Juegos se celebrasen en la misma ciudad y en las mismas sedes, por lo que esa edición celebrada en Tignes y Albertville (Francia) fue la última en una ciudad diferente.
Solo dos años después, la edición de 1994 trajo otro gran cambio en los Juegos Paralímpicos de invierno, ya que el evento se organizó después de un intervalo de dos años para trasladarlo en el año par entre dos Juegos de Verano. El cambio se correspondió con una modificación similar en los Juegos Olímpicos de invierno, continuando así con el acuerdo que facilitaba el uso de las mismas sedes para ambos eventos. También fueron los primeros Juegos organizados por el Comité Paralímpico Internacional (IPC).
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Los Juegos de Nagano (Japón), en 1998, fueron los primeros celebrados fuera de Europa y supusieron otro paso importante, ya que fueron los que mayor cobertura de prensa y plataformas audiovisuales tuvieron hasta el momento.
El debut en el continente americano tuvo lugar en 2002 en Salt Lake City (Estados Unidos). Aunque los Juegos crecieron en términos de espectadores y cobertura mediática, el número total de participantes se redujo de 571 en Nagano a 415 de 36 países. Pese a ello la expectación fue enorme y en la ceremonia de apertura se contabilizaron 40.000 asistentes presenciales.
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Cuatro años después, en 2006, los Juegos se trasladaron a Turín (Italia) y la expectación siguió creciendo hasta el punto que se vendieron 169.974 entradas para ver las pruebas en directo.
Los Juegos de Turín tuvieron muchas novedades. El curling en silla de ruedas se incluyó por primera vez en el programa, por primera vez se utilizó el nuevo símbolo paralímpico, los "Tres Agitos", y fue la primera vez que se utilizaron dos Villas Paralímpicas para alojar a los participantes.
En Vancouver (Canadá), en 2010, el apoyo de la ciudadanía fue vital para la difusión del evento. Más de 600 portadores llevaron con orgullo la llama durante el relevo de la antorcha paralímpica, que visitó once comunidades de toda Canadá en diez días, acabando con un relevo circular de 24 horas de duración a través del centro de Vancouver antes de que se encendiera el pebetero.
Los Juegos Sochi (Rusia) 2014 fueron un éxito sorprendente, superando todas las expectativas. Se vendieron 316.200 entradas, una cifra del 40% superior a Vancouver, y se estrenó con éxito el snowboard, pero el mayor impacto fue sobre el gobierno ruso y la sociedad.
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En 1980, la antigua Unión Soviética rechazó organizar los Juegos Paralímpicos argumentando que en el país no había personas con discapacidad. Treinta y cuatro años después su actitud fue totalmente diferente y se estima que cerca de doscientas ciudades utilizan actualmente el legado creado por los Juegos para promover su propia accesibilidad.
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La última edición de los Juegos fue la de PyeongChang (Corea del Sur) en 2018, en la que participaron 567 deportistas, un récord.
Durante los Juegos se lanzó el lema "Actualizar el sueño", un proyecto destinado a promover los deportes de invierno paralímpicos, crear conciencia y asegurar la inclusión social de las personas con discapacidad.