El boxeo es uno de esos deportes donde el tiempo es relativo. Una buena pelea puede durar tanto 12 rounds -cada uno de 3 minutos-, en los que ambos rivales están en un aguerrido intercambio de golpes, como apenas algunos segundos, en los que un golpe bien puesto manda al oponente a la lona.
Sin embargo, lo visto hace tan solo unas noches en la pelea entre Curtis Harper, de Estados Unidos, y Efe Ajgba, de Nigeria, puede considerarse algo fuera de toda lógica boxística.
El enfrentamiento entre los dos pesos superpesados, que se dio en la armería de Minneapolis en Estados Unidos, pasó a la historia por ser el combate más rápido del que se tenga registro, aunque no de la forma que el público esperaba.
Harper y Ajgba ya habían pasado los actos protocolarios, incluso, ya habían escuchado las directrices del réferi. Cada uno en su esquina esperaba que la campana diera inicio al combate. Sin embargo, cuando sonó, el estadounidense no salió al centro del ring a chocar guantes con su oponente. Todo lo contrario, se dio la vuelta, levantó una de las cuerdas y salió presuroso de la arena.
El público, que esperaba ver una pelea de seis asaltos, comenzó a abuchear a Harper por una acción que fue interpretada, en un principio, como cobardía. Luego se supo, gracias al periodista Jordan Hardy, que el boxeador se fue del recinto ya que pensaba que no les estaban “pagando lo suficiente por pelear”.
Tras poner un pie fuera del ring, el pugilista americano fue descalificado por el árbitro Celestino Ruiz. Con este resultado, Ajagba quedó con un historial de 6-0, con cinco nocauts, mientras que Curtis ahora ha ganado 13 peleas, 9 de ellas por nocaut, y perdido 6.
Además, gracias a esta acción, los fanáticos que se encontraban en la armería de Minneapolis pudieron presenciar la victoria más rápida en el boxeo, y sin lanzar un solo golpe.