Al contagioso ritmo del funk de Brasil, Rebeca Andrade ganó la medalla de plata del concurso general de la gimnasia artística femenina de losJuegos Olímpicos de Tokio-2020,una competencia en la que la estadounidense Sunisa Lee tomó el oro de la ausente reina Simone Biles.
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Nacido en las favelas de Río de Janeiro en la década de 1980 y muy popular en fiestas rave en esas gigantescas barriadas pobres de casas amontonadas sobre montañas, el funk fue la música que acompañó a Andrade en su decisiva ejecución en el piso que terminó de decidir su presencia en el podio en el Centro Gimnástico de Ariake.
Andrade, de 22 años, obtuvo puntuaciones de 15.300 en el salto, 14.666 en las barras asimétricas, 13.666 en la barra de equilibrio y, finalmente, 13.666 en suelo para totalizar 57.298 puntos y quedarse con el segundo puesto.
Lee, de Estados Unidos, conquistó oro con total de 57.433 puntos y Angelina Melnikova, de la delegación del Comité Olímpico Ruso, se quedó con el bronce con 57.199.
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Originaria de una favela en Guarulhos, en Sao Paulo, Andrade no olvida sus orígenes.
Atrás quedaron los días en los que prefería canciones de Beyoncé, como en su primera participación olímpica, en Rio de Janeiro-2016, cuando siendo una adolescente de 17 años ocupó el undécimo puesto del concurso general, viendo coronarse a la inigualable Biles.
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Brasil llega a siete medallas en Tokio-2020: un oro, tres platas y tres bronces.
Bajo la mirada de Biles
Andrade, con un traje azul, amarillo y plateado que resplandecía con lentejuelas, comenzó su performance en el potro con Biles como espectadora en las tribunas. La gimnasta brasileña tomó velocidad y su salto recibió una puntuación de 15.300 que la puso como líder entre las 24 finalistas al término de la primera ronda.
Su siguiente exhibición la dio en las barras asimétricas. Su rostro dibujó una sonrisa cuando aterrizó luego de su rutina y los jueces la evaluaron con puntuación de 14.666, suficiente para mantenerse a la vanguardia. Sunisa Lee le escoltaba.
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Llegó el momento de la barra de equilibro, donde Andrade fue evaluada con 13.566, con lo que caía al tercer puesto, pero reclamó a los jueces, que reconsideraron su puntuación para subirla a 14.666, lo que puso a la brasileña en la segunda casilla.
Y entonces tronó el funk en Tokio. La puntuación de 13.666 al acabar su rutina no le sirvió para alcanzar a Lee, pero sí para mantener a raya a Melnikova.
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Vencer a las lesiones
Andrade llegó a estos Juegos Olímpicos después de sobreponerse a lesiones que estuvieron a punto de obligarla al retiro: la última, una ruptura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha en 2019, que la tuvo inactiva por nueve meses después de pasar por el quirófano.
La desgracia de la pandemia de covid-19, paradójicamente, le dio tiempo para su recuperación plena.
Los ligamentos de la rodilla derecha han sido una pesadilla para ella, pues en 2015 y en 2017 sufrió la misma lesión.
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Si había dudas sobre su estado físico, en la antesala a Tokio-2020, ganó el oro del concurso general en los Campeonatos Panamericanos de Gimnasia de 2021, disputados en Rio de Janeiro. Y el funk, tal como ahora, también fue entonces su fiel aliado.