Yevhen Seleznyov, un suplente del Dnipro ucraniano que saltó al campo en el minuto 81 para marcar en el primer balón que tocó, amargó el sueño del Napoli, que sólo pudo firmar en su estadio un empate a un gol en el choque de ida de las semifinales de la Liga Europa.
Es posible que el conjunto italiano no olvide el nombre de un jugador apenas conocido en el fútbol europeo. Su tanto, cuando los ucranianos apenas habían tirado a portería, fue un jarro de agua fría para un grupo de jugadores que se adelantaron por medio del español David López al principio de la segunda parte.
El choque era importante para Rafael Benítez, que se enfrentaba a otra semifinal para intentar luchar por su sexto título internacional. Aparte de una Supercopa de Europa y de un Mundial de Clubes, el técnico español ya sabía lo que era ganar una Liga de Campeones con el Liverpool en 2006 y dos Liga Europa con el Valencia en 2004 y con el Inter de Milán en 2010.
La temporada del Napoli, bastante irregular y algo decepcionante en la Liga italiana, obligaba a Benítez a alcanzar como mínimo la final que se disputará en Varsovia. Con el Juventus campeón en Italia y fuera de la Copa, el cuadro transalpino tenía la necesidad de dejar atrás al Dnipro, la gran sorpresa del torneo.
Los hombres de Myron Markevych se presentaron en las semifinales después de eliminar a equipos como el Olympiakos, el Ajax o el Brujas, tres clubes a priori superiores por nombre pero que no pudieron pasar por encima del fútbol correoso y molesto del Dnipro.
Markevych ha montado un bloque poco imaginativo pero muy efectivo, y eso siempre es complicado para cualquier rival que desee jugar la pelota con posesión y buen juego. Esa era la idea de Benítez, que probablemente sabía de antemano que iba a chocar contra un muro inexpugnable.
Por lo menos así fue en la primera parte, en la que el Napoli dominó el duelo de manera estéril. El Dnipro consiguió apagar la bombilla de las ideas de David López y Jorginho, que no pudieron clarificar el juego de sus compañeros y el argentino Gonzalo Higuaín fue una isla arriba durante los primeros 45 minutos.
En ellos, solo Lorenzo Insigne, con un disparo desde fuera del área, fue capaz de inquietar al Dnipro, que consiguió sacudirse el dominio durante algún instante en el que pudo marcar por medio de Jaba Kanvanka.
El disparo lejano del jugador ucraniano que despejó el meta argentino Mariano Andújar cerró el escaso bagaje ofensivo de los dos contendientes, que aplazaron para el segundo acto la resolución de un choque poco atractivo por la racanería del Dnipro.
Benítez espabiló a sus jugadores en el vestuario y éstos, sin mucho acierto pero con empuje, consiguieron por fin inquietar con cierta asiduidad la portería defendida por el guardameta Deny Boyko, que no pudo parar un cabezazo de David López a la salida de un córner.
El centrocampista del Napoli marcó su primer gol en la competición e hizo soñar a una hinchada que no disfruta de una final desde aquella que ganó con Diego Armando Maradona en 1989. Más de dos décadas después, un cabezazo de David López acercaba al club de Aurelio De Laurentiis hacia un partido decisivo.
Esa alegría llena de fantasías no se convirtió en una realidad por los fallos de Gonzalo Higuain o por los aciertos de Boyko, que se encargó de frenar al argentino en dos ocasiones bastante claras. El Dnipro estaba muerto pero una jugada aislada cambió todo.
Yevhen Seleznyov, que saltó al campo como revulsivo al final, solo tardó unos segundos en tocar la pelota para mandarla a la red de la portería del Napoli. En probable fuera de juego y en casi la única oportunidad ucraniana, el Dnipro sacó petróleo para amargar a Benítez, que tendrá que esperar a una vuelta que se antoja complicada para repetir la final de 1989.
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