Desde que el delantero de Lagarto (Brasil) se sentó a cenar con el seleccionador español Vicente del Bosque y dio su palabra a España, nada le ha salido bien como internacional. Lesiones que impidieron el debut o que le hicieron ausentarse del último encuentro, el primero en la fase de clasificación a la Eurocopa 2016. Sin encontrar su nivel en un grupo de jugadores que hasta su entrada jugaban a otra cosa. Sin disfrutar de ocasiones.
El resultado en números habla por sí solo. Un matador como Diego Costa ha jugado cinco partidos con la selección española y no ha marcado un solo gol. En un proceso similar, pero con otro estilo de juego, se ha marchado a una cultura futbolística diferente, como la inglesa, y en siete partidos con el Chelsea ha firmado nueve goles. Así se da forma a su obsesión y al pensamiento de Del Bosque, que confiesa que él tiene parte de culpa.
"Es verdad que no he marcado aquí aún pero viendo los partidos que jugué no tuve ni una ocasión de gol", lamentó Diego Costa cuando conversó con los medios a su llegada a la concentración para jugar ante Eslovaquia.
"Hay que trabajar para, cuando la tenga, marcar porque me hace mucha ilusión. Estoy trabajando y cuando tenga una oportunidad ahí voy a estar", deseó en voz alta. De momento ha rematado tan solo dos veces al arco en cinco partidos con la ‘roja'. Muestra clara de que algo falla en la forma de conectar con el nueve.
Y lo admite Del Bosque, que plantea ante Eslovaquia una nueva fórmula que ya inició contra Macedonia. Adelantar metros, arropar más a su delantero referencia, buscarle a través de una conexión con Cesc Fábregas que está dando sus frutos en el Chelsea.
"No le noto preocupado", aseguró el seleccionador. "Pero es verdad que en el Chelsea y en el Atlético de Madrid es un goleador regular y a todos nos gustaría que aquí hiciera lo mismo. Algo debe haber para no jugar lo mismo. Ante Macedonia, cambiamos un poco nuestra idea de juego con más presencia ofensiva y es lo que queremos hacer".
Ese es el plan de Del Bosque para conseguir que al fin Diego Costa se encuentre cómodo. Confianza no le ha faltado desde el primer momento. Tuvo la palabra de que iría al Mundial y allí estuvo, pese a no estar al cien por ciento tras un final de temporada marcado por lesiones musculares. Pasada la decepcionante cita de Brasil, el de Lagarto sigue siendo la referencia.
Estos días se le ve bromista en los entrenamientos, agradecido al cariño que recibe en cada declaración de sus compañeros cuando son preguntados. Pero tiene una obsesión que no oculta y que el tiempo le quitará a base de goles.
"¿Diego, hacemos una entrevista tras el partido?. Ya veremos, sí marcó seguro, si no mejor estoy callado". Fueron sus palabras tras el último entrenamiento antes de jugar ante Eslovaquia. A la sexta quizás sea la vencida. Lo necesita. Más que nadie.