Al equipo local, en cambio, esta victoria le sirvió para alejarse del terreno de descenso, del que le separaban sólo dos posiciones, y escalar hasta situarse en el duodécimo puesto, con 32 puntos, al completar su duelo correspondiente a la decimoctava jornada.
Lo que se anticipaba como un compromiso sencillo para el combinado de Londres, que todavía es cuarto con dos puntos de ventaja sobre el Chelsea, se convirtió en el escenario de un auténtico calvario, donde los pupilos de Harry Redknapp veían escapar sus numerosas opciones de gol.
Si bien durante la primera parte, el Tottenham no conseguía hacerse con el balón, impedido constantemente por el robo del contrario, la segunda mitad destacó por su posesión, sus llegadas y, definitivamente, su mala fortuna.
Fue indiscutible, no obstante, el mérito del Blackpool, un recién ascendido que, antes del descanso, anotó dos goles que aseguraron su tranquilidad.
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La decisión arbitral quiso que a los 18 minutos Charlie Adam abriera el marcador en la ejecución de un penalti y en el 44 el inglés Dudley Campbell amplió la renta tras una triple jugada que comenzó de tacón.
Entre los cambios en el equipo adversario destacó el acierto en uno de ellos: la entrada del inglés Brett Ormerod. Éste sentenció a los visitantes al firmar el tercer tanto de la noche para el Blackpool, a diez minutos del final.
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Al fin Pavlyuchenko logró marcar, pero lo hizo ya en el tiempo de descuento (90+3), por lo que únicamente sirvió para hacer menos amarga la derrota.