El incidente ocurrió en el "Monasterio Celeste", el complejo deportivo del club O'Higgins en el que Sampaoli mantiene enclaustrada a la plantilla desde el pasado lunes en la localidad de Requínoa, a unos 110 kilómetros al sur de Santiago.
El dron, que según se supo después captó por cerca de cinco minutos el trabajo de los jugadores, pertenece a un canal de la televisión local y provocó la ira del técnico argentino una vez que se percató de su presencia.
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Además de ordenar la paralización del entrenamiento, Sampaoli envió a los guardias a desalojar a algunos periodistas que rondaban por el perímetro del campo deportivo, que además es vigilado día y noche por agentes policiales.
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El cerco de seguridad es tan estricto en el lugar, que, que antiguamente fue un convento, que los habitantes del sector debieron obtener un salvoconducto especial para llegar a sus casas.
Una vez que los periodistas se alejaron, lo mismo que el artefacto volador, Sampaoli dispuso la reanudación de la práctica.
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En el pasado Mundial de Brasil el técnico de Chile reaccionó de la misma manera cuando vio que un helicóptero de la televisión local captando imágenes de un entrenamiento en la ciudad de Belo Horizonte.
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Pese a lo ocurrido, fuentes de la selección aseguraron que Sampaoli está encantado con el lugar y desea prolongar la concentración ahí del equipo, prevista inicialmente hasta el sábado próximo.
El entrenador quiere ahora seguir en Requínoa hasta el 5 de junio, día en que la Roja jugará frente a la selección de El Salvador su último amistoso antes de la Copa América en la vecina ciudad de Rancagua.
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Chile jugará en la primera fase de la Copa América en el Grupo A, junto a Ecuador, México y Bolivia.