"¿El salario de Capello? Que escriban lo que quieran. Seguramente, esto no es un tema para el Nuevo Año. Vamos a felicitarnos y el día 12 volveremos al trabajo", dijo Nikolái Tolstij, presidente de la UFR, a la prensa local.
Esta semana Tolstij aseguró que la federación busca desesperadamente fondos para saldar sus deudas con Capello, quien tiene un sueldo anual de unos 11 millones de dólares.
Al aumento de la deuda ha contribuido la depreciación de la moneda rusa, el rublo, que se ha depreciado un 40 por ciento frente al dólar, a lo que se suma que el ministro de Deportes, Vitali Mutkó, negó que el Estado vaya a acudir en ayuda de la UFR.
A mediados de diciembre Rostrud, organismo estatal que se dedica a la inspección de asuntos laborales, prorrogó hasta el 19 de enero el plazo para el pago del salario del técnico italiano y multó a la UFR por impagos.
Capello, quien reconoció en octubre que se le estaba acabando la paciencia, no ha vuelto a aludir públicamente a los problemas con su contrato, que le une a la UFR hasta el Mundial que Rusia organizará en 2018.
La UFR debe también dinero a los ayudantes del entrenador transalpino, a los árbitros y a los inspectores presentes en los partidos de liga.
Capello insiste en que los problemas salariales no han influido en el rendimiento del equipo, aunque los tres últimos resultados en la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia 2016 han sido decepcionantes.
Los rusos empataron a un gol ante Suecia en Estocolmo y, lo que es peor, ante la modesta Moldavia en Moscú, y cayeron por la mínima en Austria.
Desde Brasil, Capello ha estado en el ojo del huracán por multitud de motivos, ya que, tras clasificarse brillantemente tras dejar en la cuneta a la Portugal de Cristiano Ronaldo, todo han sido sinsabores.
En Brasil fueron eliminados en la primera fase tras cosechar una derrota ante Bélgica y dos empates a un gol ante Argelia y Corea del Sur, la primera vez en su historia que no lograban ninguna victoria en un Mundial, incluido la URSS.