"No estoy aquí, para recibir un homenaje. Vengo a hacer mi trabajo: llevar al Bayern a la final de la Champions", advirtió el técnico del conjunto bávaro en su regreso a la sala de prensa del estadio del Barcelona.
Guardiola destacó que está convencido de que mañana, miércoles, la afición barcelonista le recibirá bien -"como siempre lo ha hecho cuando he vuelto a casa", precisó-, pero también que, en cuanto ruede el balón, el estadio lo tratará como acostumbra a hacerlo con el entrenador rival.
En cualquier caso, el técnico catalán no ocultó que medirse al equipo de su vida en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones es algo especial para él.
"Es inevitable, y tenéis que entenderlo, no es un partido normal para mí. Pero eso no me ha despistado ni un minuto en lo que tengo que hacer para prepararlo", aseguró.