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Claudio 'Chiqui' Tapia, presidente de la AFA, cumplió su promesa tras quedar campeón del mundo

El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio 'Chiqui' Tapia, le llevó la Copa del Mundo a la Difunta Correa, una figura pagana venerada en Argentina y en Chile.

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Claudio Tapia junto a Lionel Messi.
AFP

Tatuajes, cambios de 'look', regalos... El logro de ser campeón del mundo inspira a los futbolistas y a quienes les rodean a prometer todo tipo de cuestiones, a veces rozando lo estrambótico, con tal de alcanzar el sueño ansiado. Treinta y siete días después del comienzo del Mundial de Qatar 2022 por aquel -hoy ya lejano- 20 de noviembre y a casi 14.000 kilómetros de distancia entre ese país y Argentina, la réplica de la Copa del Mundo que la FIFA otorga al campeón visitó un pequeño rincón de la Sudamérica profunda con una historia muy particular.

El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio 'Chiqui' Tapia, oriundo de Concepción (provincia de San Juan, oeste de Argentina), se encomendó a la Difunta Correa, una figura pagana venerada en Argentina y en Chile, para alcanzar el sueño de un título mundial 36 años después del último que tenía Argentina.

"La Difunta Correa siempre estuvo, estuvo en la utilería desde que asumimos, siempre estuvo en la utilería y es la que se lleva a todos los partidos que juega la selección desde 2017", explicó este lunes el dirigente durante una rueda de prensa en la Casa de Gobierno de San Juan, a donde viajó para hacer su ofrenda.

Similar en devoción al Gauchito Gil -otro icono del imaginario popular argentino-, el santuario de la Difunta Correa, situado en Vallecito, a unos 60 kilómetros de la ciudad de San Juan, es visitado por miles de fieles a lo largo del año y en él los devotos dejan todo tipo de obsequios.

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El paraje donde está situado ese lugar 'santo' es el punto donde, según el mito, fue hallado el cadáver de Deolinda Correa, una mujer que cruzó en 1840 el desierto rumbo a Tucumán, otra provincia argentina, y murió de sed, pero su cuerpo inerte siguió amamantando al bebé que llevaba consigo.

La estatua muestra una mujer vestida de rojo y un pequeño ataviado con ropaje azul enganchado a su pecho mientras ella yace en el suelo, sin vida. Alrededor pueden verse innumerables placas de agradecimiento, fotos de personas que dejaron allí su ofrenda y mensajes por todas las cosas conseguidas, supuestamente por su intercesión.

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Patrona de los camioneros, las ofrendas más habituales al costado de las rutas en su honor son botellas.

En el caso de Tapia no fue una botella lo que llevó hasta el santuario de la Difunta Correa, sino una copa, la lograda el 18 de diciembre por la selección argentina de fútbol en la final del Mundial de Qatar 2022 contra Francia.

"Cada uno cree y se aferra a las cosas que siente y que cree. La mía, ya saben cuál es; por eso estoy acá para venir y cumplir con la Difunta Correa", indicó Tapia horas antes de cumplir con la visita al santuario.

El presidente del fútbol argentino desde el 29 de marzo de 2017 indicó que "la ayuda de la fe es superior a las cábalas" siempre presentes en el mundo del balompié, "y no solo para el fútbol", aclaró el expresidente del club Barracas Central.

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Por eso, este lunes cumplió con el ritual de visitar a la Difunta Correa quien, dijo, en su vida personal le ayudó siempre. Como, dijo, "la fe en quien uno tiene devoción o algo es importantísimo", parece que el hecho de que Argentina fuera campeona del mundo después de los títulos de 1978 y 1986 pudo, quizá para sus fieles, ser un milagro de la santa pagana.

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