El Manchester City, que comenzó la jornada como líder de la Premier League, se medirá esta tarde al Arsenal con la presión añadida de tener a los del técnico Alex Ferguson un punto por delante en la clasificación.
Los "diablos rojos" marcaron desde el primer minuto el ritmo del encuentro frente al QPR, y sentenciaron el choque en la segunda parte con un gol del inglés Michael Carrick.
Ferguson volvió a sentarse este domingo en el banquillo del estadio de Loftus Road, algo que había hecho por última vez hace quince temporadas, poco antes de que el QPR iniciara un largo periplo por las categorías inferiores del fútbol inglés.
El escocés lleva veinticinco años al frente de los "diablos rojos" y ha visto como numerosos equipos rivales se hundían después de haber estado en lo más alto, una trayectoria que está dispuesto a forzar en sus vecinos del Manchester City.
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Los "citizens", un equipo modesto hasta que hace algunas temporadas recibió una inyección económica del Abu Dabi United Group, ha firmado un inicio de temporada fulgurante y comenzaba la jornada como líder de la Premier, una competición que ganó por última vez en 1968.
Conscientes de que esta tarde podían revertir la situación en la cabeza de la tabla después de muchas jornadas de ir a remolque de sus vecinos, los de Ferguson saltaron al campo decididos a asegurar los tres puntos y aumentar así la presión sobre el conjunto del español David Silva.
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Conjurados para asaltar el primer puesto, los "diablos rojos" pasaron como una exhalación por encima de los locales en los cinco primeros minutos, un embate inicial que dejó como saldo un gol a favor del United.
Cuando apenas se había cumplido un minuto de partido, un balón perdido en el centro del campo acabó a los pies del ecuatoriano Antonio Valencia, que avanzó por la banda izquierda hasta plantarse en el lateral del área y dirigió un centro a la cabeza del inglés Wayne Rooney.
En ese momento, justo al borde el mediodía inglés, los defensas locales todavía no se habían desperezado, y el delantero encontró el espacio necesario en el área para rematar con comodidad el balón al fondo de la red de Radek Cerny.
El guardameta checo no pudo atajar ese balón, pero se desquitó durante la primera parte evitando varios goles de los "diablos rojos", en especial dos disparos a bocajarro consecutivos de Rooney y Valencia que Cerny detuvo in extremis cuando corría el minuto treinta.
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Ya en la reanudación, el United sentenció el choque por medio del centrocampista Michael Carrick.
El inglés inició una carrera por la medular del campo con el esférico pegado al pie, flanqueado por Rooney y Welbeck, hasta plantarse en el área rival.
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Confiados en que el centrocampista acabaría pasando el balón a uno de sus compañeros, los tres defensas del QPR que se interponían entre él y la portería dejaron un hueco que Carrick supo aprovechar para ganarles la espalda y, en solitario frente a Cerny, hizo subir el segundo de la tarde al marcador.