Los temores y las esperanzas que se hicieron evidentes antes de que arrancara la cita orbital hoy tienen un punto en común. Es innegable: Colombia despejó las dudas y se apuntó el mejor Mundial en la historia, tal y como lo afirmó este viernes el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en Bogotá.
Por muchas razones que valen la pena mencionar con calma. La más fuerte: el calor humano que acompañó a los integrantes de las 24 selecciones clasificadas. Esa fue la constante. Escuchar en ruedas de prensa y entrenamientos que todos se sintieron como en casa. Y cómo no, si los colombianos saben hacer de su país un auténtico vividero.
Tanto que la fiesta se trasladó a los estadios. Salvo por las plazas del Eje Cafetero y algunos juegos en Cartagena y Medellín, las sedes de la Copa le dijeron sí al torneo. Siempre una cara amable, siempre un disfraz ¡Volvieron las familias a los estadios!
Aplausos para Cali, Barranquilla, Pereira y Bogotá. También para las otras sedes, que aportaron lo mejor de sí. Las boletas se consumieron y se dejó a Colombia 2011 como la cita juvenil con mayor participación de la historia (con 1'309.929 espectadores en las canchas).
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Se esfumó, en ese sentido, el miedo a que los escenarios sin mallas de protección se convirtieran en focos de tragedias. A excepción de una celebración de James Rodríguez con la selección Colombia, se demostró a cabalidad que los colombianos pueden ver el fútbol civilizadamente.
Cómo no resaltar la clausura del Mundial Sub-20. Con seguridad, los televidentes del Gol Caracol y el Golcaracol.com se sintieron orgullosos de la ceremonia que organizó Bogotá. Un espectáculo de primer nivel que puso en alto el nombre de Colombia. El Campín, dicho sea de paso, se fajó durante el torneo. Júbilo, fiesta y apoyo a las selecciones visitantes y la local.
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También hay lecciones que seguramente aprenderán los periodistas, las autoridades y los hinchas. Todo fue cordialidad y trabajo en equipo. A la sombra estuvieron cientos de jóvenes voluntarios que con un souvenir corporativo como aliciente le regalaron a la Nación horas de sacrificio.
Recordar para mejorar
Hay muchas historias que no se pueden olvidar. Que se necesitan traer a colación para que cuando llegue un reto mayor o similar se tengan en cuenta. Fueron, de hecho, varias anécdotas que dejó el Mundial Sub-20.
Por ejemplo, el recibimiento folclórico que se le realizó a varias selecciones por parte de la Policía. Igualmente, la ceremonia de inauguración que, por diversos malentendidos, no fue cómo se esperaba y causó la primera mala sensación. Hay que ser sinceros, y exigentes, el mundo entero estaba con sus ojos sobre Colombia.
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En Bogotá también causó vergüenza que en el debut El Campín se inundó y la sala de prensa terminó hecha una piscina. Lo mismo en Cartagena, donde un encuentro tuvo que esperar hasta que regresara la electricidad a una torre de luz.
Como pudo leer, no más de lo evidente, pues el balance es altamente positivo. Esperanzador, si se quiere, porque cuando hay limitaciones pero se impone el corazón el resultado será siempre satisfactorio.
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