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Superclásico Boca-River de la final de Libertadores se jugará sin visitantes en el ida y vuelta

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El histórico encuentro tampoco contará con la presencia del técnico Marcelo Gallardo en las gradas de la Bombonera.

El mayor superclásico argentino de todos los tiempos Boca Juniors-River Plate por la final de la Copa Libertadores 2018 se jugará sin hinchas visitantes para evitar violencia y con el suspendido DT 'millonario' Marcelo Gallardo fuera del estadio La Bombonera, sede del primer juego.

"No me quiero hacer cargo de una muerte", dijo el presidente del club de la banda roja, Rodolfo D'Onofrio.

Hace pocas horas, sin ir más lejos, asesinaron a balazos a un hincha tras el partido Unión-Patronato (2-2) por la Superliga de primera división. Es la cuarta muerte en el año y la número 137 en los últimos 20 años, según la ONG Salvamos al Fútbol.

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D'Onofrio y su homólogo de Boca, Daniel Angelici, se pusieron de acuerdo en enviarle una carta al presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien impulsaba el regreso de los aficionados de la visita para estos dos partidos que harán historia. Desde 2013 rige la veda, salvo ocasiones en que se puede garantizar la vida y la seguridad de los hinchas.

Falta también darles luz verde final a las fechas. Por ahora se juega el 'hiperclásico' el sábado 10 de noviembre en La Bombonera y el 24 en el Monumental del barrio de Núñez. Pero se evalúa pasarlos al 11 y 25, respectivamente. Mientras tanto, la Conmebol le puso una mordaza al rebelde Gallardo.

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Perder la razón

El comité disciplinario de la Conmebol comunicó la noche del sábado su decisión de "rechazar el reclamo presentado por Gremio" de Brasil. Se confirmó el resultado de 2-1 a favor de River en el partido vuelta en Porto Alegre. En la ida había perdido 1-0.

Los 'gaúchos' querían los puntos y pasar a la final. Pedían un castigo para River por supuesta complicidad del club por una inconducta de Gallardo. El entrenador desobedeció la prohibición de comunicarse con sus jugadores.

"Recibo esta noticia con enorme decepción, por no decir una sospecha de que la Conmebol ni siquiera contempló castigar a River", reaccionó el presidente de Gremio, Romildo Bolzan.

Cuando River perdía 1-0, Gallardo pasó instrucciones por handy a su asistente Matías Biscay. Y en el entretiempo, bajó del palco a los vestuarios y arengó a los futbolistas. Lo tenía prohibido porque un jugador suyo tardó en regresar al campo de juego para el segundo tiempo en el Monumental.

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"Cuando se actúa impulsivamente, cuando se actúa con el corazón, a veces se pierde la razón. Si fue un acto de indisciplina pido disculpas, no tuvo nada que ver con una postura desafiante de mi parte", admitió en rueda de prensa el 'Muñeco' Gallardo, ídolo de los hinchas riverplatenses.

La Conmebol le prohibió ahora entrar al estadio en el primer partido. En la revancha podrá ir a un palco del Monumental, pero le advirtió que si reincide la pena será con agravante.

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La sanción abarca en total cuatro partidos. Y se aplicó una multa de 50.000 dólares al club, pese a que se esperaba una sanción durísima en virtud de la demora en dar a conocer el fallo.

Enseguida del dictamen, el DT de Boca, Guillermo Barros Schelotto, dijo que sus dirigidos "dejarán la vida" para ganar la Copa. Boca saltó a la final tras eliminar a Palmeiras de Brasil (2-0 y 2-2).

Burbuja superclásica

Como buen clásico que es leyenda en casi todo el mundo, también lleva al delirio y el desborde. En ambas entidades se habla de llevar calma a la gente. Atenuar la histeria. Se difunden por los medios, incluso, consejos de médicos para prevenir infartos.

Un gesto contra el descontrol lo dieron el domingo en las redes sociales dos exjugadores: Leandro Paredes, exBoca, y Sebastían Driussi, exRiver, ambos en Zenit de Rusia.

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Se fotografiaron de espaldas, abrazados y con la leyenda: "Somos rivales, no enemigos, disfrutemos de una final histórica sin violencia".

Pero la final paralizará a Argentina. En el mundo deportivo y no tanto, ya no se habla de otra cosa. "Quedaremos suspendidos dentro de una gran burbuja que silenciará todo lo que no se encuadre dentro de ella", reflexionó el filósofo y profesor universitario José Pablo Feinmann el domingo en el diario Página 12.

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