Debía aportar el coraje y el éxito europeo cosechado en el Sevilla para ayudar al PSG a alcanzar la élite europea, pero tras dos dolorosas eliminaciones en octavos de final, el técnico Unai Emery no ha cumplido las expectativas.
¿Llegará a final del temporada?
El técnico vasco, triple ganador de la Europa League con el Sevilla de 2014 a 2016, acaba contrato en junio próximo. Existe una cláusula de renovación automática por otra temporada más... pero en caso de alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones.
Antes del partido de vuelta contra el Real Madrid (2-1; global 5-2), el director deportivo Antero Henrique había declarado que el entrenador y él mismo habían decidido "hablar de su futuro a final de temporada".
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En una entrevista en enero con la AFP y al ser preguntado por su futuro, Emery respondió que "no es el momento" de abordar el asunto. "Es el momento de pensar en el presente. Hay que construir el futuro con el presente", añadió.
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A priori, el club parisino debería dejar al vasco cumplir su contrato, pero no será el técnico que construya el futuro PSG.
Profeta en su tierra
Pese a gozar de cierta popularidad en su país y tras dos años de trabajo encarnizado, Emery no goza de unanimidad en el seno del club; la prensa ha publicado que tanto Antero Henrique como la estrella del club, el brasileño Neymar, dudan de la capacidad del español, que tampoco se ha ganado la simpatía de los aficionados parisinos ni de los comentaristas franceses.
¿Por qué este contraste con sus exitosas experiencias en Valencia y Sevilla? Para el internacional argelino Sofiane Feghouli, que trabajó con el técnico en el Valencia, Emery es incluso "uno de los mejores entrenadores del mundo".
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El paso de Emery por París quedará marcado por tres sonoros fracasos: la pérdida de la corona de Francia la temporada pasada en beneficio de un Mónaco con medios mucho más limitados; la famosa remontada del Barcelona en el Camp Nou (6-1 para los azulgrana tras perder 4-0 en París); y la eliminación ante un Real Madrid al que solo le queda la Champions para salvar una mediocre temporada, pese a los 400 millones de euros invertidos el pasado verano en la compra de Neymar y Kylian Mbappé.
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Numerosos puntos negros
Existen circunstancias atenuantes para explicar el fracaso de Emery, como la marcha de la estrella sueca Zlatan Ibrahimovic en el verano de 2016 o la imposibilidad de fichar un mediocentro para esta temporada, que ha coincidido con la lesión de Thiago Motta, el único capacitado de jugar en ese puesto clave, en el momento más importante de la temporada.
El espectacular 4-0 la temporada pasada al Barcelona (pese a quedar después empañado por la 'remontada'), la racha goleadora de Edinson Cavani, la promoción de jóvenes como Areola, Kimpembe, Rabiot o Lo Celso... se pueden apuntar también en el haber del técnico, pero nada de ello compensará los fracasos.
Afamado por prestar atención al aspecto psicológico en la preparación de los partidos, Emery no ha sabido imponerse en los momentos importantes.
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Y eso que el ahora marsellés Adil Rami aseguraba (en una biografía consagrada al técnico) que en su época en el Sevilla, los discursos del nativo de Fuenterrabía eran "tan bellos que tenía ganas de dar por c... al delantero al salir de los vestuarios".
Su capacidad para manejar los egos de un vestuario tan susceptible como el parisino también quedó mermada por diversos episodios, aunque fue el 'penaltygate' entre Edinson Cavani y Neymar el que más le marcó, al no imponer su autoridad.
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Barrera del idioma
Un factor clave que puede explicar el por qué Emery no ha conseguido convencer en Francia es quizá la barrera del idioma. Ya en octubre de 2016, el exadjunto de Marcelo Bielsa en el Marsella Jan Van Winckel advirtió: "Su francés no es por ahora lo suficientemente bueno para transmitir sus ideas a los jugadores francófonos, a la prensa y a los aficionados".
Pese a que el vasco estudió el francés en el colegio y a que creció junto a la frontera, nunca ha alcanzado un dominio de la lengua suficiente para hablar con la pasión y la naturalidad con la que lo hace en castellano.
Difícil entonces, para este adicto al trabajo, convencer a los dirigentes del PSG de que es la persona adecuada para seguir dirigiendo las riendas de un club con tanta ambición.
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