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Tadej Pogacar trabajó para Juan Sebastián Molano en el esprint de la etapa 9 del Giro de Italia

Este domingo, en la novena etapa del Giro de Italia 2024, Tadej Pogacar se puso el overol y lanzó al embalaje a un Juan Sebastián Molano que terminó de tercero.

Tadej Pogacar y Juan Sebastián Molano, ciclista del UAE.
Tadej Pogacar y Juan Sebastián Molano, ciclista del UAE.
Getty Images.

El neerlandés Olav Kooij se llevó al esprint la novena etapa del Giro de Italia , en el que se mantiene como sólido líder Tadej Pogacar, este domingo en Nápoles.

Kooij (Visma-Lease a bike) firmó a sus 22 años la victoria de más prestigio de su aún corta carrera, superando al italiano Jonathan Milan.

El esprint fue lanzado por el propio Pogacar, buscando ayudar a su compañero colombiano Juan Sebastián Molano, lo que terminó con las opciones de victoria del ecuatoriano Jhonatan Narváez a pocos metros para la línea de meta.

"No soy un lanzador, era un final difícil. Molano lo hizo bien, trabaja para mí y esta vez se merecía que le ayudara. Ayudé a mi amigo para luchar por la victoria. Ahora a descansar con una ventaja importante", dijo el líder en meta.

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Etapa para fuga ó esprint, con una sola dificultad, el Monte di Procida (4a, 4,1 km al 3%). Se animaron a probar suerte y desafiar a la lógica dos hombres del Polti Kometa, equipo inquieto donde los haya. Salieron del pelotón Mirco Maestri y Andrea Pietrobon, un escapista habitual.

Una de esas iniciativas sin futuro alguno, pero rentable para el patrocinador del equipo por aquello de las imágenes en televisión, y además que justifica la invitación del Polti al Giro. Si van, es para dejarse ver. Qué menos.

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El dúo italiano superó el Monte di Procida (4a,4.1 km al 3%) aún con 45 segundos de renta, menguando en fuerza y ventaja. En el pelotón ya se habían descolgado varios esprínteres, como Merlier, algo tocado por una caída en la víspera, y Jakobsen.

Restaban un par de cotas no puntuables, disuasorias para los velocistas, propicias para las emboscadas, y nada fáciles, ambas de 2 km al 5 por ciento. Final con sustancia, sobre todo para aquellos que quisieran alterar el orden.

Se animó Alaphilippe, se le juntaron Askey, Vermaerke y Conci, todos se unieron a la fuga y la etapa entró en una dimensión interesante, pendiente de los repechos. En el primero se fue el doble campeón del Mundo francés con su joven compatriota de 21 años, Costiou, un ataque de coraje que fue reducido por un pelotón que olía el esprint.

Olav Kooij, ganador de la etapa 9.
Olav Kooij, ganador de la etapa 9.
Tim de Waele/Getty Images

"Alaph" fue atrapado a 7,5 por Jhonatan Narváez, maniobra pensada para evitar la llegada masiva. Apretó los dientes con apenas 6 segundos de ventaja. Empresa complicada a 3 km de la meta napolitana para el campeón ecuatoriano.

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Lo intentó Narváez, ganador de la primera etapa. El campeón ecuatoriano y Panamericano se dejó el alma por el doblete, a 1,6 de meta tenía 12 segundos de ventaja. Se presentó en la recta napolitana con escasos 50 metros de adelanto, la gloria la tenía de nuevo al alcance de la mano.

Pero la jauría llegaba desatada, concluso con Pogacar de rosa lanzando a Molano, sin complejo alguno y con algún riesgo. Los líderes no se suelen meter en esos menesteres. El impulso del esloveno terminó de arruinar a Narváez.

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A 25 metros de la línea la ruina para el ecuatoriano. Milan apareció enorme, dispuesto a comerse la línea de meta, era la imagen del triunfo, pero Olav Kooij demostró que es un de los esprinters del momento en el ciclismo mundial. La alegría y la decepción se dieron la mano en Nápoles, con el Vesubio de testigo. El esprint fue toda una erupción de locura.

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