Serguéi Wenergold, de 29 años, fue hallado culpable de 28 cargos de intento de asesinato por detonar tres artefactos explosivos cuando el bus se dirigía al estadio.
El atentado fue en abril de 2017 y se presentó en la previa del juego entre Borussia Dortmund y Mónaco por la Liga de Campeones de Europa.
Tras once meses de proceso judicial, la fiscalía pidió una pena de cadena perpetua ya que consideró que el acusado tenía la intención de matar al mayor número de personas.
El autor del atentado había invertido 26.000 euros (casi 30.000 dólares) en productos financieros del Borussia, con el objetivo de ganar cerca de 500.000 euros (560.000 dólares) después de que se produjera una caída fulgurante de las acciones del equipo alemán.
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En cambio, la defensa pidió una pena inferior a 10 años, con el argumento de que su objetivo era sobre todo "causar miedo" en lugar de quitar vidas.
"Querría excusarme delante de todos", declaró el acusado en su última intervención.
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Aunque tuvo la habilidad para fabricar las bombas, el autor se equivocó al colocarlas y esto hizo que el atentado solo provocara dos heridos: el defensa catalán Marc Bartra, herido en la mano por los cristales de la ventana del autobús, y un escolta policial, afectado en el tímpano a causa de la explosión.
Ni la fiscalía ni la defensa han indicado por ahora si apelarán o no.
Falso atentado islamista
La explosión se produjo en el momento en que el autobús del Borussia se dirigía hacia el estadio de este equipo de Dortmund, oeste de Alemania, donde tenía que disputar pocas horas después la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
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Tras la explosión, la investigación priorizó inicialmente la pista de un atentado islamista tras haber encontrado tres textos en las inmediaciones del lugar de los hechos en los que se reivindicaba el ataque "en nombre de Alá".
No obstante, el autor del atentado había dejado esos escritos para confundir a las fuerzas de seguridad, que también contemplaron la hipótesis de un ataque de la ultraderecha o de la izquierda radical alemana.
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Finalmente, la policía descubrió al verdadero responsable, que el día de los hechos se había hospedado en el mismo hotel que los jugadores del Dortmund.
Serguéi Wenergold había cursado estudios de electrotecnia, lo que le ayudó a fabricar los explosivos.
Jugadores conmocionados
El atentado tuvo como principal consecuencia deportiva la eliminación del Borussia Dortmund de la Liga de Campeones.
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Aunque se suspendió inicialmente el partido, los jugadores del Borussia tuvieron que jugarlo el día siguiente, todavía bajo la conmoción provocada por el incidente. Un partido en el que perdieron 3-2 contra el Mónaco.
La decisión de jugar el encuentro solo 24 horas después de la explosión enfrió las relaciones entre el presidente del Dortmund y el entonces entrenador Thomas Tuchel, que abandonaría el equipo pocos meses después, pese a los excelentes resultados obtenidos.
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Varios jugadores del Borussia, como Bartra, quedaron traumatizados a causa del atentado y necesitaron ayuda psicológica.
Durante su comparecencia ante la justicia, el jugador español reconoció que "todavía no había digerido" el atentado y que seguía "sufriendo".
Bartra abandonaría el Dortmund unos meses más tarde y ahora juega en el Betis de Sevilla, sur de España.