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Barcelona y Chelsea dejaron todo por definir en la Liga de Campeones

Azulgranas y ‘blues' empataron este martes 0-0, en el estadio Camp Nou de España, durante el partido de ida por las semifinales del campeonato europeo. La próxima semana, en Inglaterra, se conocerá quién se queda con el cupo a la última instancia.

Al Barça, este martes, le faltó más puntería que intención. Tuvo sus opciones, curiosamente cuando el partido agonizaba y se había convertido en una continua ida y vuelta, algo que no quería el entrenador Pep Guardiola.

A los puntos, ganó el conjunto azulgrana, que en los minutos finales tuvo tres grandes ocasiones, de Bojan, Hleb y de Alves para desequilibrar el partido, pero no acertaron y se quedaron sin marcar en casa un año después, la anterior ocasión fue precisamente ese partido ante el Manchester United.

El guión del partido no admitió dudas desde el primer minuto. Fútbol primitivo frente a creatividad. Balonazos de Cech, que fue el jugador del Chelsea que prácticamente más tocó la pelota, como recurso para crear juego.

Balones a la cabeza de Drogba desde 80 metros, un fútbol miedoso, el alegre estilo de Guus Hiddink se quedó en el olvido, temeroso seguramente por los vídeos, los que vio con las exhibiciones frente al Olympique de Lyon o el Bayern de Múnich.

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Por eso, el Chelsea fue un equipo menor desde el primer minuto, en el que decidió marcajes individuales sobre Xavi e Iniesta; dobles sobre Messi, una tupida red cerrada en torno a Alex y Terry y en ocasiones hasta once futbolistas merodeando su área propia.

El Barça, fiel a su estilo, buscó la victoria desde el primer minuto, en el que Samuel Eto'o estuvo a punto de marcar, pero pronto se vio que a los azulgrana les faltaba precisión, les sobraba un toque en cada acción.

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Buscó con ahínco la banda derecha, las combinaciones entre Messi y Alves, pero ni el brasileño ni el argentino se encontraron cómodos, maniatados entre Malouda, Obi Mikel y Bosingwa. Por eso, Guardiola activó alguna otra solución, cómo buscar los apoyos de Eto'o en la medular o el juego por la banda izquierda, con la superioridad de Henry ante Ivanovic.

Con sólo un equipo sobre el terreno de juego, el Barça precisaba pausa, mucha paciencia. Sin que los múltiples recursos funcionaran, Andrés Iniesta fue el más clarividente. Pase y toque, un corto eslalon y un pase interior, pero no había manera.
Combinó repetidamente por la derecha con Henry, superior en el uno contra uno, y el francés es el que más cerca estuvo del gol en el primer tiempo (m.34), con un remate desde la frontal que salvó el meta checo.

La idea de Hiddink era desesperar al rival y lo consiguió, hasta el punto que en un error muy grave de Márquez, Víctor Valdés se erigió en el protagonista del primer tiempo. El meta salvó dos ocasiones de forma consecutiva con Drogba como protagonista, la primera con un tiro cercano, la segunda después de un toque sutil.

En el inicio de la segunda se acumularon las malas noticias para el Barça. Ballack estuvo en un tris de marcar, después de un saque de falta de Drogba (m.47), en la única aproximación de su equipo en este periodo.

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Poco después, Rafael Márquez (m.50) tuvo que retirarse, lesionado en el menisco de la rodilla izquierda, con lo cual seguramente se perderá lo que resta de la temporada.

Los azulgrana perdieron ritmo de juego, en un cuarto de hora del segundo tiempo, apenas había creado nada. Hasta que apareció Messi, que decidió tener más protagonismo, y remató por encima de Cech, quien acertó después de un remate del hiperactivo Dani Alves (m.62).

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El lateral disparó por encima de la meta inglesa en un lanzamiento de falta (m.68) y Eto'o, que no tuvo su día, tuvo el 1-0, después de superar a Terry y Alex en una carrera larga, pero no acertar en el remate final ante Cech (m.69), quien fue ganando enteros con el paso de los minutos.

A pesar de la evidente falta de ideas, el Barça siguió atacando. Una combinación de Eto'o con Henry, dentro del área, pareció penalti de Bosingwa al francés (m.73), pero ya el ritmo del partido no era el adecuado para los azulgrana.

Visiblemente agotado, el equipo de Guardiola buscó soluciones con la entrada de Bojan y Hleb por Eto'o y Henry. El pequeño delantero del Barça la tuvo en un remate de cabeza, sin oposición y en el primer minuto del tiempo añadido, también Hleb, en el 92, pero hoy no era el día de los azulgrana.

El equipo catalán hacía 364 días que no finalizaba un partido en el Camp Nou sin marcar, el último es un mal precedente. Un 0-0 frente al Manchester United en la ida y el tanto de Scholes en Old Trafford dejó después al Barça sin final.

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