En su mayoría con las cabezas agachadas, mirando fijo al frente, los jugadores desfilaron ante los periodistas y subieron al autobús que los esperaba sin emitir ninguna declaración.
La indiferencia se extendió también al medio centenar de hinchas que esperaban a los jugadores para manifestarles su apoyo pese a la derrota, pero sólo Alexis Sánchez y Luis Jiménez se detuvieron a firmar algunos autógrafos antes de seguir su camino, mientras los demás ponían caras de pocos amigos ante la presión de los fanáticos, que finalmente fueron contenidos por la policía.
La plantilla chilena, que cuando partió a Argentina fue despedida por miles de hinchas en un ambiente de fervor y con los jugadores convencidos de que disputarían el título, se dirigió al complejo Juan Pinto Durán, el cuartel general de las selecciones chilenas, sólo para recoger sus pertenencias y comenzar unos días de descanso, antes de retornar a sus respectivos clubes.
A la salida del hotel de Mendoza en que estuvo concentrada durante su participación en la Copa América, la selección fue despedida por unos 80 hinchas, que entonaron el himno nacional y alentaron a los alicaídos jugadores.
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Otros treinta aficionados hicieron otro tanto en el aeropuerto de Mendoza, todo ello sin que los jugadores dijeran esta boca es mía.
Sólo el centrocampista Jorge Valdivia, señalado como uno de los destacados de la plantilla en la Copa, se disculpó con los hinchas a través de su cuenta de twitter. "La verdad es que las palabras a veces resultan pocas, pero sabemos y entendemos la tristeza de todos", escribió el jugador del Palmeiras brasileño.
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"Sólo resta dar las gracias por estos días que ustedes hinchas nos hicieron sentir, por ese fanatismo a veces inexplicable. Sabemos que este grupo no se merecía llegar hasta aquí", añadió.
Valdivia pidió disculpas "por no cumplir. Lo más importante no es caer y sí levantarse. Y este grupo así lo hará", prometió.