Con 13 de los convocados, el técnico argentino Jorge Sampaoli ordenó extremas medidas de seguridad para evitar espionajes o situaciones que saquen a los jugadores de la dedicación absoluta al trabajo en el "Monasterio Celeste", centro de entrenamientos del O'Higgins, a unos cien kilómetros al sur de Santiago, en Requínoa.
Sampaoli ordenó la colocación de vallas de seguridad a 500 metros de la entrada, que sólo pueden traspasar los jugadores y funcionarios de la Roja.
El complejo deportivo, que antiguamente fue un monasterio, tiene sólo una calle de acceso y sus habitantes tuvieron que obtener un pase especial para trasponer la barrera, que es vigilada día y noche por una patrulla policial, mientras otros agentes en motocicleta recorren incesantemente el área.
Varios vecinos que se acercaron para dar la bienvenida a los jugadores se quejaron amargamente cuando fueron alejados del lugar: "Estamos muy molestos con la decisión de este entrenador. Siempre nos imaginamos que tendríamos algunos minutos para ver a los jugadores, sobre todo los niños. No comprendemos por qué Sampaoli no quiere que podamos entrar", dijo Luis Posa.
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Trascendió que Sampaoli pidió a algunos parceleros (pequeños agricultores) del entorno que se preocupen de impedir que fotógrafos o periodistas se acerquen por la parte trasera para captar imágenes o tomar notas de las prácticas.
Los periodistas que cubren habitualmente las actividades de la selección debieron obtener una credencial extra para acceder al recinto en horarios prefijados por los responsables de la selección.
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Las novedades en la práctica de este lunes fueron las incorporaciones de tres nuevos jugadores: los defensas Miiko Albornoz (Hannover 96) y Gonzalo Jara (Mainz 05), ambos militan en Alemania, y el delantero Edson Puch, del Huracán argentino.
Albornoz, nacido en Suecia, manifestó su intención de pelear por un puesto no sólo en la plantilla de 23 jugadores que estarán en la Copa América, sino también en el once titular.
"Primero espero ser uno de los 23 jugadores para luego trabajar por ser uno de los once", precisó Albornoz, un lateral nacido en Suecia y que puede jugar indistintamente en ambos lados de la cancha.
"Soy un futbolista que puede jugar en muchas posiciones y hacer lo que quiere el entrenador", señaló Albornoz, para quien en la Copa habrá "equipos buenos y tenemos que estar muy concentrados en cada partido".
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En tanto, Gonzalo Jara, un veterano de los mundiales de 2010 y 2014, descartó que tales experiencias sean una ventaja a la hora de luchar por un puesto. "Nadie tiene un lugar asegurado, pues hay que ganarse el puesto en cada entrenamiento", sostuvo.
Por su parte, Edson Puch aseguró: "yo vengo a entrenar, nadie tiene el puesto seguro, bueno, algunos sí, pero vengo a luchar y ser una opción".
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"Estaba ansioso por llegar luego y entrenar con la selección. Es una oportunidad, tengo que demostrar y trabajar para seguir estando en las nóminas", añadió.