La cosa no pintó bien desde antes del partido. El que Argentina se sintiera tan cómodo, tan en casa, tan local; el que la lluvia tuviera a la cancha del Metropolitano convertida en la del viejo Romelio Martínez; el que sonaran tantos rumores sobre la división al interior de la Selección...
Lo cierto es que un partido que se pudo ganar, tal y como ocurrió contra Venezuela, se fue de las manos... claro, con el detonante de que además esta vez se perdieron los puntos. Leonel Alvarez antes de que arrancara la eliminatoria dijo que su objetivo era terminar esta primera parte con 7 puntos y le quedaron faltando 3. Los de esta derrota.
Por supuesto, hubo cosas positivas. En el primer tiempo James Rodríguez volvió a mostrar que está un escalón por encima de sus compañeros: su juego, su sacrificio, su voluntad contagian. El problema es que en el esquema de volante por las bandas es definitivo por izquierda, pero desaparece cuando se va a la derecha.
Su espejo por el costado opuesto, Dorlan Pabón, comenzó teniendo un partido ágil, generando juego por derecha en una especie de carrera de relevos con Camilo Zúñiga, pero los dos empezaron a flaquear y, cuando James pasó a ese costado, se perdió toda salida.
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Adrián Ramos también comenzó bien, flotando entre volantes y defensas para generar espacios. Incluso cuando pasó a la izquierda tuvo una opción genial, muestra de toda su potencia y su gambeta larga: era el minuto 26 y él se pegó una cabalgata espectacular, entró al área dejando tirados a Fernández y Zabaleta, pero su remate fue despejado por una pierna rival.
Sin embargo, Argentina se veía bien parado. Con poco, muy poco, controlaba la pelota y le apostaba al regate de Messi para desequilibrar. Sosa era el más importante atacando por el costado y había orden defensivo, pero ya. Incluso a los gauchos les faltó imaginación para aprovechar los vacíos que dejó Aguilar en sus constantes cabalgatas al ataque que dejaron mal parado el medio campo colombiano, en donde Bolívar no dio abasto.
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Ahí se dio una jugada que bien pudo ser determinante. Burdisso entró a matar a James, una falta grosera y burda que merecía roja, pero el argentino salió mal librado, tuvo que ser sustituido y, extrañamente, el árbitro Fagundes (brasileño) apenas reportó como amonestado al argentino.
Pero llegó el gol y con él la ilusión. En el último minuto del primer tiempo un tiro libre para un diestro fue ejecutado por Pabón e, irónicamente, el más flojo del primer tiempo puso a celebrar a todo el país. La pelota se fue buscando la maraña de piernas, le pegó a Mascherano y entró para el 1-0 que dejaba a Colombia con 7 unidades y 45 minutos por delante para ratificarlas.
Pero no fue así. Sergio Agüero ingresó al campo para que Messi no se sintiera tan solo, y el partido fue otro. Argentina se hizo dueño de la pelota y sólo la enredadera de piernas de los defensores colombianos impidió que los dos bajitos de la albiceleste celebraran pronto. Pero celebraron.
El 1-1 llegó al 61, cuando un error en la salida de James fue bien aprovechado por Messi. El 10 argentino no pudo ser interceptado como antes, se habilitó por izquierda y aprovechó un error de Yepes, que se la quitó de las manos a Ospina. La pelota le quedó limpia al mejor jugador del mundo que, si bien no es el mismo con la camiseta azul y blanca, no iba a desaprovechar un regalo así.
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Sólo con el gol llegaron los cambios de Colombia. Primero Dayro Moreno, que ingresó por Pabón buscando darle mayor profundidad a un acolombia que se empezó a estrellar con una defensa bien parada, y luego, al 73, Darwin Quintero por un Martínez que no pesó para nada en la delantera y Diego Arias por un agotado Aguilar.
Casi funcionan las variantes y tal vez otra historia sería esta si Zúñiga no desperdicia una opción clarísima al 78, pero justo después de eso otra vez Argentina aprovechó el toque especial de sus cracks y Agüero cobró un rebote de Ospina (que había atajado una jugada peligrosísima entre Messi e Higuaín) , para el 1-2.
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Pudo ser 1-3 si no es por Ospina, que le ganó en el 92 un mano a mano a Messi que éste no metió en el rebote, pero no, se quedó en 1-2 y en un halo de mal sabor de boca insuperable.
La Colombia de Leonel Alvarez necesita rodaje, el técnico necesita foguearse y manejar mejor los tiempos del partido, y todos necesitamos calmarnos. La eliminatoria, como se dijo, es un infierno... y como buena condena, es larga y ofrece redención.
Repase acá todas las estadísticas del juego http://www.caracoltv.com/golcaracol/detallepartido?game=123621&cup=eliminatorias