Para nadie es un secreto que Teófilo Gutiérrez es igual de peligroso con su boca que en el área; incluso a veces es más punzante con sus declaraciones que en su puesto de centro delantero. Pero esta vez sus palabras y sus actitudes parecen haber superado el límite.
El delantero de Racing, goleador del Torneo Clausura argentino anterior, tuvo toda la semana en ascuas a la hinchada de su club y a sus propios compañeros y cuerpo técnico pues, tras despedirse de la Selección el martes, no se supo más de él y, a pesar de tener que reportarse desde el miércoles, vino a llegar a Buenos Aires el viernes en la noche.
Si el retraso fue duramente criticado, su actitud frente a los medios fue aún más comentada: "Fue una decisión personal, no hubo un malentendido", dijo de entrada, pero la perla de las declaraciones fue cuando le preguntaron si jugaría como titular el domingo frente a Boca Juniors a pesar de no haber entrenado en toda la semana con Racing: "Los buenos jugadores pienso que tienen que jugar. Messi, si llega un día antes de un partido, le doy la cinta de capitán y que juegue".
No es la primera vez que su boca traiciona a Teo. Semanas atrás había hablado de Boca diciendo que nunca jugaría en ese equipo, y en otra declaración posterior a su llegada a Racing dijo que era hincha de River Plate, con lo que por supuesto calentó en exceso el ambiente del clásico de este domingo.
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Lo más curioso del asunto es que el técnico de la 'academia' Diego Simeone, lo puso como titular en la práctica de este sábado, con lo que los rumores sobre una crisis al interior de la plantilla crecieron. A fin de cuentas, hace unas fechas Gutiérrez se rehusó a jugar en San Juan, lo que lo hizo ganarse señalamientos públicos de sus compañeros, que esta vez tampoco se ven muy felices de que el que no entrenó llegue a ser titular.
Teo se labra un camino complejo en Argentina. Sus goles pueden salvarlo y llevarlo lejos, pero su actitud, definitivamente, tiene todo para condenarlo.
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