El empate logrado el miércoles pasado en Buenos Aires, deja en una teórica ventaja al conjunto brasileño, que estará arropado por la fuerza de una hinchada que llenará hasta la bandera el coliseo ‘Mineiro', un estadio casi maldito para los equipos argentinos.
Pero si las fuerzas de ambos equipos continúan igualadas, y se llega al final de los 90 minutos con un nuevo empate a cualquier número de goles en el luminoso, el destino del trofeo se decidirá desde el punto fatídico de los once metros.
Para sumar su tercera corona continental después de los títulos de 1976 y 1997, el Cruzeiro se aferra a sus estadísticas en esta campaña, en la que han ganado sus ocho compromisos en casa, con un saldo de trece goles a favor y dos en contra.
El Estudiantes, con tres Copas en su haber (1968, 69 y 70), no mira con tanta confianza sus números ya que en la presente campaña ha ganado tres partidos como visitante, ha empatado dos y ha perdido otros dos.
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Además, los ‘pinchas' siempre salieron derrotados en las cinco ocasiones que viajaron a Brasil, incluyendo su última visita al Cruzeiro, en la fase de grupos de la actual edición del torneo, cuando regresaron a Argentina con tres goles de los locales en la maleta.
Pero ambos entrenadores saben que la historia del fútbol se ha construido sobre estadísticas quebradas, así que lejos de confiarse decidirán alinear a sus mejores hombres para este partido decisivo.
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Las alineaciones titulares serán prácticamente las mismas que hace una semana en La Plata, según dejaron entrever los técnicos Adilson Batista y Alejandro Sabella.
Tan solo los locales podrían introducir un cambio en el centro de la defensa, donde quizá regrese Thiago Heleno en el lugar de Anderson, ya que el titular está recuperado de un golpe en su tobillo derecho que le impidió jugar el partido de ida.
El resto de los elencos será idéntico, por lo que se promete un nuevo partido reñido, de fuerzas parejas, aunque con diferencias con respecto al duelo del Ciudad de La Plata. El Mineirão se presenta como un estadio más apto para un espectáculo con goles.
Las amplias dimensiones de la cancha ‘mineira' permitirán más espacios, lo que podría beneficiar a los brasileños, que la conocen a la perfección y están adaptados al escenario.
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En Belo Horizonte siempre ganan más protagonismo hombres como Kléber, que se crece cuando tiene espacios para ganarle la espalda a los defensas contrarios, o Ramires, que rinde mucho más cuando cuenta con aire para dominar el balón, emprender una arrancada hacia el área o sorprender desde lejos.
El cerebro de los argentinos, Juan Sebastián Verón, también podrá escapar con más facilidad al marcaje de los brasileños y desplegar su repertorio de pases en profundidad con los que servir balones en bandeja para Mauro Boselli, máximo goleador de la competición con siete tantos.
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Otro factor que se deberá tener en cuenta es la altura del césped, siempre muy alto en el Mineirão, lo que conlleva un juego más pausado y que suele ser utilizado como un arma del Cruzeiro para mitigar la lentitud de sus defensas, que quedaron en evidencia en más de una ocasión en el partido de ida.
Un campo grande y lento también es sinónimo de desgaste físico, lo que podría pasar factura a los visitantes.