¿Qué es la pasión? Según la Asociación Internacional de Psicología (IPPA por sus siglas en inglés), se puede definir “como la fuerte inclinación hacía una actividad que gusta a las personas y que se considera importante en su vida, sobre la que se invierte tiempo y energía”. Esto, repercute e incide significativamente en la personalidad de un ser humano.
Esa pasión sin control es la que lleva a Alex Martínez, Luis Antonio Lasso, Leonard Vásquez, Luis Salcedo, Mileidys Sáenz, Yilmar Córdoba y José Sánchez; protagonistas de ‘Gente con cancha’, a seguir detrás de un balón y a saltar a la cancha sin importar nada de nada.
Una pasión que no se explica y mucho menos, se entiende. Simplemente se vive. “La libertad que despierta una pasión armoniosa es aquella que se desarrolla libremente para uno mismo, sin importar otras contingencias”, explica el profesor canadiense Robert Vallerand, presidente de la IPPA.
La difícil tarea de entender porqué se entrega toda una vida al arbitraje
Definición que queda en su segundo plano cuando se ve a Mileidys Sáenz, una mujer soñadora y guerrera, levantarse una y otra vez cada vez que el propio fútbol -que tanto ama- le cierra la puerta en la cara. Ella, con la misma fuerza con la que es golpeada, la abre sin importar las consecuencias.
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O qué decir de Alex Martínez, Luis Antonio Lasso y Leonard Vásquez. Tres hombres que, con diferentes realidades, terminaron manteniendo prendida la vela de su pasión en un mismo escenario: la cancha del barrio, muy distante de los pomposos estadios en los que se juega el balompié a nivel profesional.
Ellos van al terreno de juego, que tiene apenas unas escasas tribunas de cemento, está lleno de polvo y tierra, no hay que pagar para ingresar y los gritos se confunden entre titulares, técnicos, suplentes, hinchas y, por supuesto, el árbitro.
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Y es que, ¿de qué sirve un partido de fútbol sin su árbitro? Esta, quizás, es la pasión más difícil de entender. En un mundo lleno de héroes, siempre habrá alguien que tendrá el papel del villano.
“Tenemos que luchar contra el imaginario de las personas, quienes tienen un concepto ya arraigado de lo que es un árbitro, pero nosotros en el entorno sabemos lo importante que es un juez dentro del terreno de juego y por eso, nosotros nunca nos sentimos villanos”, dice Wilmar Roldán, quien tiene en su espalda dos mundiales de fútbol y varias finales de Copa Libertadores.
Pero para José Sánchez, la tarea es aún más titánica. Él, con sus más de 30 años impartiendo justicia dentro de un terreno de juego, no puede decir que su principal logro es una final del mundo. Sin embargo, sí puede afirmar con orgullo, que, su principal logro, es haber dejado como legado su pasión inquebrantable.
No hay duda de que la pasión también se transmite, se contagia y se vive. Ese es el ejemplo que día a día da Luis Salcedo, quien es el guía de un montón de niños de la localidad de Kennedy, en el sur de Bogotá. Su amor, dedicación y sacrificio están de manifiesto, ya que lo que él aprendió en la cancha ahora se lo brinda, de manera desinteresada, a sus soñadores pupilos.
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Es claro que todo esto, una pasión que en ocasiones no ve, no entiende y no escucha; se arraiga cada vez con mayor fuerza en nuestras venas, manteniendo la esperanza de que su brillo perdure hasta el último de nuestros días. La pasión va más allá. Es un sentimiento que corre por las venas de nuestros protagonistas y que seguramente, muchos de ustedes tendrán como espejo.