"Lo que pasa es que yo ayer vi una bandera de Boca Juniors de Argentina que decía: decidimos ser los mejores, y eso fue lo que hicimos nosotros también, decidimos ser los mejores".
Con esas palabras, el estratega vallecaucano resumió la fórmula del éxito del nuevo campeón colombiano. La fórmula del éxito que lo llevó a la cúspide después de 21 años en los bancos.
Umaña, que había sufrido el fracaso en dos finales colombianas y una de la Copa Libertadores, además de problemas cardiacos por causa del estrés que significa su profesión, por fin se dio el gustazo de la "vuelta olímpica" y dedicó su estrenada dicha a la gente, que a pesar de todo, siempre alentó.
"Además la gente esperaba esta estrella con muchas ganas, porque habíamos quedado como picados en mitad de año, y afortunadamente el equipo mantuvo la vigencia, y hace dos meses nos reunimos y dejamos de lado todos los inconvenientes que teníamos, y todos dijimos vamos por la gloria y hoy estamos todos felices".
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Cumplida la asignatura pendiente, es momento de pensar en el futuro. América regresa a la Copa Libertadores y el estratega, de darse la oportunidad, perseguirá otra corona que tuvo muy cerca en 1996 ante River Plate de Argentina.
"He estado a punto como jugador de llegar a la final de la Libertadores, y como técnico también, vamos a ver si se puede, uno no puede andar prometiendo, pero ojalá haya la posibilidad para eso, y que se pueda llegar a la final de la Libertadores y poderla ganar".
La cuarta es la vencida. El corazón del habitualmente inexpresivo técnico "escarlata" se quería salir del pecho. ¡América y Diego campeones! Aunque a veces tarda mucho, el trabajo sí que entrega sus frutos.
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