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Doce historias curiosas de la Copa Libertadores, previo a la final River-Boca

A punto de caer el telón de la edición 58 de la Copa Libertadores, en esta primera entrega diaria de cinco reseñamos doce historias imperdibles del torneo que comenzó a disputarse en 1960.

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Trofeo de la Copa Libertadores. AFP.

Este sábado, en el estadio Monumental, el cuadro 'millonario' recibirá al conjunto 'xeneize', en el partido que definirá al próximo campeón del torneo internacional. 

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A punto de caer el telón de la edición 58 de la Copa Libertadores, le presentamos doce historias imperdibles del torneo que comenzó a disputarse en 1960, y que todos los clubes en América del Sur desean conquistar. 

1. No necesitaba VAR, con Praddaude no había dudas

Unos 50.000 hinchas, 11 titulares, los reservas y la comisión técnica de un Palmeiras enloquecido por aquel remate a puerta del uruguayo José Sasías querían comerse vivo al árbitro argentino José Praddaude en el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadors de 1961 jugado el 11 de junio en el estado Pacaembú.

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No había VAR ni indicios de que alguien lo inventaría, pero para el árbitro resultó claro a simple vista que el brutal remate del ariete visitante entró en la portería y no se anidó en el fondo porque rompió las redes. Este 1-1, 9 días después del triunfo por 1-0 del Peñarol en Montevideo coronaba a los uruguayos.

Y ante los airados reclamos que ponían en duda la autenticidad del gol, el hombre encargado de impartir justicia ese día selló con tono firme su juicio: "Gol, no. ¡Golazo!". Caso juzgado.

2. Y ese día llegó el primer autogol

Tarde de domingo, de aquellas que ya no ve la Copa Libertadores.

Era el 5 de julio de 1960 y en el estadio asunceno Manuel Ferreira 35.000 seguidores del Olimpia se citaron para apoyar la clasificación a la final a expensas del Millonarios colombiano. Fue más fácil de lo esperado. Pero el 5-1 dejó un detalle inédito, sorprendente entonces: el defensor visitante Delio Noriega introdujo el balón en su portería cuando buscaba alejarlo del peligro.

El primer autogol de la Libertadores, el primer villano.

3. Hemorragia de goles

El 22 de febrero de 1962 Enrique Raymondi salió molesto del estadio Modelo de Guayaquil, pese a los 5 goles marcados con el Emelec a los chilenos de la Universidad Católica. "Marqué seis goles, pero el árbitro me anuló el último", dijo tras el triunfo por 7-2 'el Maestrico', quien veía el fútbol como un juego "muy serio".

Por culpa de ese árbitro, Raymondi tuvo que compartir el récord de póquer de goles marcados en un solo partido con su compatriota Alberto Spencer, el brasileño Fernando Baiano y los argentinos Raúl Castronovo y Alfredo Moreno.

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4. El hermano que se fue para no volver

Claudio y Juan Vicente jugaban en Olimpia para orgullo de la familia Lezcano. Pero en aquel partido de ida de la final de la Libertadores de 1960 en Montevideo la expulsión de Juan Vicente dejó sin seguridad al equipo paraguayo.

Lo sintió su hermano, el creativo Claudio, y lo sufrió el equipo, que enseguida perdió por 1-0. En la vuelta Peñarol se coronó con un empate 1-1. Más que la expulsión del mediocentro o la pérdida del título dolió más a los paraguayos ver a Juan Vicente emigrar al Peñarol. Allí jugó cinco ediciones más de la Copa y alzó la de 1966.

5. Feliz, pese a la humillación

"Compadre, ¡hoy te van a alcanzar!", le dijo el boliviano Milton Melgar a su compatriota Juan Carlos Sánchez. Ambos veían frente a un televisor cómo Boca Juniors infligía el 22 de marzo de 2000 un 6-1 al Blooming con 5 goles de Alfredo David Moreno a falta de 10 minutos para el fin.

Quince años y quince días antes, el 7 de marzo de 1985, el mismo Juan Carlos Sánchez aportó a su Blooming seis de los ocho goles con los que humillaron al Deportivo Italia venezolano.

Con cierto rubor, Sánchez admitió después que sintió felicidad porque el ariete argentino no tuvo tiempo para marcar otro.

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6. La altitud, más que una ruleta rusa, un tobogán boliviano

El Atlético Paranaense no se intimidó en los 3.640 metros de altitud de La Paz. Es más, fue temerario en el primer tiempo del partido contra el Bolívar jugado el 12 de marzo de 2002. Los locales se fueron adelante, pero al descanso los brasileños marcharon al vestuario con un escandaloso triunfo por 1-5 ante la sorpresa de los 7.000 hinchas. Bien pudo el árbitro haber acabado el partido en ese momento. No se sabe cuántas personas quedaban en las tribunas, ni se sabe si permanecieron por fe. Lo cierto es que el equipo los premió con un empate final 5-5.

7. ¿Italia en la Libertadores?

Los venezolanos deben la gesta al lateral brasileño Zequinha.

Pero también deben a Italia, al Deportivo Italia, la primera victoria a domicilio de un equipo llanero en la historia de la Libertadores. La víctima fue el Barcelona, el ecuatoriano, el 3 de marzo de 1964 en el estado Modelo de Guayaquil. Unos 40.000 hinchas vieron la gesta de un equipo que ya no está, pero que 6 años y 10 meses después repitió la hazaña al doblegar con idéntico 0-1 al campeón brasileño Fluminense del seleccionador campeón del mundo Mario Zagallo en pleno estadio Maracaná. La hazaña no solo fue de Uruguay, Italia también asestó un 'Maracanazo'.

8. Mirko Jozic, el infiltrado

Su talento no estaba con el balón en los pies, pero los planteamientos tácticos que dibujaba en la pizarra y transmitía a sus jugadores resultaron revolucionarios, al menos en aquel 1991 que consagró a Colo Colo como el único equipo chileno campeón de la Libertadores. Entre técnicos de Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay que han conquistado el título, el croata Mirko Jozic sigue siendo el único extranjero que ha levantado la codiciada copa.

9. Catorce golpes y no dejó de levantarse

Por jugar en el Everest podía pensarse que estaba más cerca de las estrellas. Pero en la Libertadores de 1963 fue un jugador estrellado por culpa de la inspiración del Peñarol que no parecía tener techo. Hugo Mejía, guardameta del Everest ecuatoriano, nada pudo hacer para impedir en el estadio Modelo la goleada de su equipo por 0-5 el 3 de junio.

Un mes después, otra fecha que debía llevarse al olvido. En el partido de vuelta, el 7 de julio, el Peñarol no tuvo rubor ni piedad para imponerse en Montevideo por un escandaloso 9-0. En 180 minutos de juego, 14 veces tuvo que ir Mejía hasta el fondo de su portería para sacar el balón.

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10. El gol mudo

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Desde la cancha se apreciaba la majestad de aquel escenario construido para 76.000 espectadores. Pero el 21 de mayo de 1985 apenas 200 personas se instalaron en los graderíos del estadio Centenario para ver un partido sin sentido o motivación.

El Bella Vista uruguayo y el Magallanes chileno ya estaban eliminados por sus rivales de grupo, Peñarol y Colo Colo. Y el fútbol a veces paga mal a sus fieles. El ariete Luis Pérez anotó para los visitantes y al no tener audiencia en su celebración, tuvo que ahorrarse el grito. El uruguayo presume de ser el autor del primer gol mudo.

11. Para acabar las peleas, nada mejor que un mordisco en la nalga

Todo gesto de animosidad entre los jugadores de Colo Colo y Boca Juniors se disipó como con un pase de magia cuando el guardameta argentino Carlos Fernando Navarro Montoya recibió el mordisco en la nalga izquierda. Los puños y patadas que iban y venían terminaron en la cancha del estadio Monumental de Santiago cuando apareció en escena Ron, un pastor alemán del Cuerpo de Carabineros.

Las crónicas de la noche del 22 de mayo de 1991 aseguran que el mordisco fue moderado. Sin jugar al fútbol, Ron se erigió en Chile como una suerte de 'Pacificador'. Boca regresó a casa eliminado, Colo Colo avanzó a la final y luego conquistó el título.

12. No esperen medidas de reina, pero sí un peso de gloria

Ni de lejos tiene el patrón ideal de belleza resumido en 90-60-90. A lo sumo un 96-12-20 que preocuparía muchísimo a los expertos en belleza de no ser porque en realidad son las características de la copa que se llevará el ganador de la edición 58: 96 centímetros desde la base a la cabeza del futbolista, 12 kilos y 20 gramos de peso de una mezcla de plata y madera. 

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