Cuatro décadas se cumplen de aquel 10 de abril de 1975, en el cual un Atlético que venía del drama de Heysel (Bruselas), de la 'casi' Copa de Europa perdida contra el Bayern de Múnich, terminaba festejando el título intercontinental que la renuncia del conjunto bávaro le había permitido disputar.
"El título era campeón del Mundo. La verdad es que nos merecimos ir como campeones de Europa, pero las circunstancias de la ida, el partido con el Bayern de Múnich nos fastidió. Luego se nos presentó la ocasión de defender a Europa en la final y creo que el premio fue bastante merecido", explicó en un vídeo del club Adelardo, baluarte de aquel equipo y ahora presidente de la Fundación del Atlético.
La temporada que condujo al éxito intercontinental no había sido precisamente de rosas para el conjunto rojiblanco. A la decepción de Bruselas, el zapatazo del defensor alemán Georg Schwarzenbeck que supuso el empate al tanto de Luis Aragonés, y el derrumbe anímico en el desempate (4-0); se había sumado un mal inicio del año del conjunto rojiblanco.
El conjunto que dirigía el argentino Juan Carlos 'Toto' Lorenzo arrancaba con mal pie el curso con derrotas en Elche ante el Real Madrid en el Bernabéu y contra el Athletic de Bilbao en San Mamés. Poco después, quedaba eliminado de la Copa de la UEFA por el Derby County inglés, en una tanda de penaltis en el Calderón dilucidada por 6-7 para los británicos después de dos duelos con resultado 2-2.
La reacción de la directiva, encabezada entonces por Vicente Calderon, fue dar la alternativa en el banco a uno de los emblemas sobre el césped del equipo: Luis Aragonés. 'Zapatones' pasaba del tapete a la caseta casi sin solución de continuidad.
"Todos pensábamos que Luis tenía don de entrenador, tenía un aire especial. La personalidad que tenía Luis era muy importante. Sé que un día llegó al estadio el presidente, le dijo que si podía coger el equipo y ser el entrenador él. Se quedó un poco extrañado, pero nosotros al contrario; porque, como todo en la vida, va pasando el tiempo, y ya estábamos un poco mayores", recuerda Adelardo.
El que luego fuera llamado 'Sabio de Hortaleza', con un largo recorrido en tantos banquillos, y artífice del estilo de juego que le dio a la selección española dos Eurocopas y un Mundial, tuvo muy claro que el cambio de posición requería también un cambio de tratamiento. Y así se lo hizo ver a sus excompañeros.
"La anécdota es que le animamos, y le dijimos: 'Bueno, hasta mañana'. Al día siguiente cuando entró en la caseta ya venía con otra cara. Ya no éramos Luis, Gárate, Ufarte, Adelardo, no. Era el entrenador y sus pupilos. El día anterior estábamos hablando de tú, pero al día siguiente él se dirigió a nosotros de usted", rememora el exjugador rojiblanco.
"Bueno, como verán ustedes soy el nuevo entrenador del club y a mí me tienen como entrenador, esperemos conseguir títulos", fueron las primeras palabras de Aragonés como técnico del Atlético, según el recuerdo de Adelardo.
El Atlético disputó el primer encuentro de la Copa Intercontinental en el estadio Libertadores de América, un estadio repleto, conocido como la 'Doble Visera', situado en el partido bonaerense de Avellaneda.
El Independiente de Avellaneda, el 'Rojo' como le conocen sus hinchas, era un equipo temible por su dureza, pero no exento de futbolistas de calidad, en su era dorada con cuatro Copas Libertadores consecutivas (1972, 1973, 1974 y 1975) y que había ganado la anterior Intercontinental, al Juventus de Turín.
"Teníamos enfrente un equipo muy difícil, muy duro, como era Independiente, pero que tenía también figuras. Recuerdo que me tocó bailar con la más fea: el interior izquierdo que era (Ricardo Enrique) Bochini, un jugador impresionante. Había que ir con sotana jugando para que no te hiciera un túnel. Yo estaba detrás de él, no le dejaba ni respirar. Y recuerdo que en una de esas me dijo: 'Ché pibe, andate, déjame un ratito'", rememoró Adelardo.
El Atlético cayó por 1-0 en Avellaneda, con gol de Agustín 'Mencho' Balbuena, pero el resultado se daba por bueno para acudir al Calderón, donde el ambiente del encuentro de vuelta fue impresionante, según recuerda el entonces delantero rojiblanco José Eulogio Gárate.
"Habíamos perdido allí y teníamos que ganar. El ambiente que se vivió de bufandas de las almohadillas... La música que había era el toque de almohadilla con almohadilla, las bufandas, que comenzaron por entonces a proliferar", recuerda el 'Ingeniero del área', nacido en Sarandí (Argentina) pero criado en la localidad guipuzcoana de Eibar.
El delantero rojiblanco obtuvo en ese curso 18 tantos, una de sus temporadas más prolíficas, superando dos de los cursos en los que obtuvo el 'Pichichi' -fueron tres consecutivos: 1968, 69 y 70-, no fue sin embargo autor de ninguno de los tantos de aquel encuentro. Aunque lo rozó, las dianas fueron de Javier Irureta y de Rubén 'Ratón' Ayala.
"Recuerdo un balón que entraba en el área, yo salto de cabeza, la toco un poco hacia el lateral e Irureta es el que marca. Después hubo otro gol, yo iba a rematar y pensaba que iba a llegar, pero vino rapidísimo el Ratón Ayala, y marcó él. Era un balón bastante claro y por suerte entró", rememoró Gárate.
El trofeo lo levantó Adelardo como capitán de aquel conjunto, que 40 años después recuerda el trofeo como un título "muy importante" y se ve en las instantáneas tomadas cuatro décadas atrás.
"Yo estoy levantando esa copa que además de buena es monísima, muy guapa. Me cogieron con la copa alzándola, y luego me levantaron los compañeros también. Ahora hay muchas fotos que se ven por el club, en el museo, y piensa uno que debe ser un título importante porque estamos en todos lo lados"
Un momento que cumple 40 años y que "quedará en la historia", recordó también el técnico actual, el argentino Diego Simeone.
"Más allá de siempre estar insistiendo en el día a día, claro que es una fecha importante y un orgullo", explicó en rueda de prensa tras el entrenamiento en la Ciudad Deportiva de Majadahonda.
"Ojalá en algún momento podamos acercarnos a esa ilusión que fue llegar a una copa tan importante como los muchachos hace cuarenta años", deseó el técnico que llevó al Atlético a su segunda 'casi', la final de la Liga de Campeones de Lisboa perdida ante el Real Madrid, el mismo rival con el que se jugará en apenas cuatro el pase a las semifinales del máximo torneo continental. El que le sigue faltando a un Atlético que festeja que hace 40 años fue campeón del mundo. EFE