River Plate intentará conseguir el tan anhelado ascenso con nuevos refuerzos de lujo, como Leonardo Ponzio y el francés David Trezeguet.
"No queda otra que regresar a la Primera División. Cualquier cosa diferente sería un fracaso", resumió hace unos días el presidente del River Plate, Daniel Passarella.
Más dramático fue el vicepresidente segundo del club, Omar Solassi, al asegurar que si el River no asciende en junio dirigentes y jugadores deberán "internarse en el Río de la Plata". "Nos tendremos que ir todos, así de sencillo", completó.
Detrás de este objetivo, los dirigidos por Matías Almeyda comenzaron la pretemporada en Buenos Aires el pasado 9 de enero, con la buena noticia, para los hinchas y el entrenador, de los fichajes de Leo Ponzio, que jugó y fue campeón con el River en 2008, y de Trezeguet, un simpatizante confeso del conjunto argentino.
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Ambos llegaron para aportar jerarquía y experiencia a un equipo que presentó en el torneo de la segunda categoría formaciones plagadas de futbolistas juveniles.
Disputadas 18 de las 19 jornadas de la primera rueda del Nacional B, como se denomina en Argentina al certamen de la Segunda División, el River Plate sumó 33 puntos, dos menos que el líder, el Instituto de Córdoba, producto de nueve victorias, seis empates y tres derrotas.
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El segundo puesto coloca en zona de ascenso directo a la formación de Almeyda, que este domingo visitará al Almirante Brown en la reanudación del torneo, aunque la cátedra coincide en que no será fácil para el River, esta determinante segunda rueda por la presión que puede llegar a sentir el equipo ante la obligación de regresar a la categoría de honor.
El popular equipo revolucionó la Segunda División, pero hasta el momento se mostró como un conjunto irregular que hizo suyos algunos partidos gracias al peso específico de sus grandes individualidades, como el punta Fernando Cavenaghi, quien a mediados del año pasado regresó al club después de ocho años y anotó 13 goles.
El aporte de 'Cavegol' y los buenos rendimientos del uruguayo Carlos Sánchez y de los juveniles Ezequiel Cirigliano y Lucas Ocampos fueron lo más rescatable de un bloque que se potenciará ahora con el oficio de Ponzio y la capacidad goleadora de Trezeguet.
No parece poco para un gigante que cerró un 2011 nefasto con el descenso de categoría por primera vez en su historia, una herida imposible de curar, según coinciden sus hinchas.
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