Periodistas y expertos del mundo del fútbol dedicaron decenas de minutos a intentar leer en los labios del portero internacional para aclarar si había pronunciado el nombre de Dios en vano.
Todo porque blasfemar será dentro de algunas semanas castigado con una tarjeta roja directa si lo oye el árbitro durante el encuentro o la sanción llegará después al aplicarse la prueba televisiva para este tipo de "ofensa".
Con esta nueva normativa aprobada por la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), el guardameta juventino podía haber sido el primer jugador sancionado con una prueba televisiva por pronunciar una blasfemia, como recordaron este lunes todos los medios del país.
Si en Italia se expulsa del popular programa "El Gran Hermano" a los concursantes que profieren blasfemias, ¿Por qué no hacer lo mismo en el fútbol?, se preguntaban este lunes con ironía los medios de comunicación.
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Sin embargo, Buffon desmontó en pocos segundos la nueva norma al asegurar que nadie podrá nunca comprobar si se acordó de "Dio" (Dios) o de su "Zio" (Tio), cuando una "cantada" provocó el gol del empate momentáneo del Udinese.
Buffon explicó que es justo que se culpe a quien toma el nombre de Dios en vano u ofende la religión, pero añadió que "el deporte profesional crea a veces situaciones de presión que pueden hacer perder la lucidez".
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"La idea (de sancionar las blasfemias) puede ser justa, pero será difícil de aplicar. A ver quién demuestra que el jugador ha dicho Dio, Zio o Dino", añadió el portero de la ‘vecchia signora'.
De todas maneras, en cuanto la FIGC publique la norma serán sancionados todos los jugadores que ofendan la religión, para dar ejemplo a los jóvenes, según explicó el organismo deportivo.
También serán castigados los jugadores que muestren camisetas con mensajes personales sean de amor a la novia o a la familia, de recuerdo a un ser querido, o sobre las creencias personales como el famoso "Pertenezco a Jesús" que enseñaba el brasileño Kaká.