Tras una semana de duelo, el desenlace de la Copa de Brasil
conquistada por el Gremio devolvió el fútbol a un país todavía impactado por la
tragedia del Chapecoense, al que volvió a homenajear emocionado la noche en que
debería haber disputado su soñada final continental.
El tricolor gaucho y el Atlético Mineiro, que finalizaron el
encuentro 1-1, saltaron al gramado de Porto Alegre llevando en sus camisas el
escudo teñido de negro de este club destrozado por el dolor. Frente a los
jugadores se extendieron las banderas del Chapecoense, de Brasil y de Colombia,
en homenaje a las 71 personas que perdieron la vida en las montañas de
Medellín, así como a la solidaridad que llegó en masa desde el país donde
ocurrió el accidente.
Una Arena del Gremio a rebosar lucía repleta de mensajes de
ánimo para este modesto equipo que sorprendió a Sudamérica, mientras una gran
camisa con los colores del club y la leyenda "guerreros" estampada se
desplegaba en una de las gradas.
Antes de que comenzara el partido, aplazado por el luto la
semana pasada, se vivió uno de los momentos más emotivos de la noche, cuando
jugadores y una representación de la prensa se unieron en el círculo central.
Juntos guardaron un minuto de silencio por los compañeros fallecidos durante el
cual muchos hinchas no pudieron contener las lágrimas.
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Más temprano, el estadio Couto Pereira de Curitiba se llenó
para recordar al Chapecoense en el día que debería haber disputado allí la
vuelta de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional.
La sorprendente aventura continental del club de Santa
Catarina había dejado pequeño al Arena Condá, que con su aforo de 20.000
espectadores no reunía las condiciones de la Conmebol para alojar la decisión
del torneo.
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El 'huracán del oeste' eligió entonces como sede Curitiba, a
500 km de Chapecó y ciudad del técnico Caio Junior, muy recordado en el
homenaje.
Banderas blancas y verdes, mensajes de cariño al equipo y de
agradecimiento a Colombia decoraron una cancha a la que la tragedia le impidió
entregar la Copa Sudamericana.
Mientras, hinchas de todos los clubes de Rio de Janeiro se
daban la mano para rodear el mítico Maracaná en recuerdo a este equipo que en
apenas diez años pasó de rozar la desaparición a hacerse un hueco en el fútbol
del continente.
Proclamado campeón de la Copa Sudamericana por la Conmebol,
el Chapecoense trata ahora de levantar la cabeza entre el dolor para
reconstruir un vestuario devastado, que perdió a 19 de sus jugadores.
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Ante su delicada situación, el Atlético Mineiro anunció la
semana pasada que no se presentará el domingo al partido que debía jugar contra
el Chapecoense por la última fecha de la liga brasileña.