Según pudo constatar Efe, centenares de jóvenes corearon lemas y portaron banderas del club para saludar a los familiares de las víctimas que saltaron al césped.
El 1 de febrero de 2012, 74 personas murieron y 254 resultaron heridas en los brutales enfrentamientos en el estadio de Port Said entre los seguidores del club local, Al Masry, y los del Al Ahly, el más popular del país y cuyos ultras son a menudo protagonistas de disturbios con la policía.
El sábado pasado, un tribunal penal recomendó la pena de muerte para 21 acusados de la matanza, en una decisión que desencadenó choques entre manifestantes y la policía en Port Said.
El juez ordenó trasladar los expedientes ante el mufti (máxima autoridad religiosa del país), quien deberá emitir un dictamen, y el tribunal dará a conocer la sentencia definitiva el próximo 9 de marzo, al igual que contra los otros 52 acusados en este mismo caso, que seguirán detenidos.
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La Liga egipcia, suspendida desde la masacre, se reanudará este sábado en medio de las dudas sobre la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad.
Para evitar incidentes, los partidos se disputarán sin público en las gradas.