"Si está bien, juega: es innegociable", aseguró Ancelotti el último día del pasado febrero para equiparar a Isco al nivel de Gareth Bale, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, a los que ya había convertido públicamente en "intocables" en su equipo titular.
Isco se lo había ganado con una progresión muy valorada por el técnico italiano. Llegó con la lesión grave de Modric con Croacia. Era mitad de noviembre y ese desgarro muscular dejaba al Real Madrid corto de imaginación en la creación del juego. El centrocampista andaluz no lo dudó y se ofreció para el puesto. Sabía que debía modificar gran parte de sus cualidades futbolísticas y crecer defensivamente.
Desde entonces Isco es de los jugadores del Real Madrid que más kilómetros recorre, que más balones roba y aunque ha rebajado su pegada, apareciendo menos en la zona de remate, su presencia en la construcción del juego es continua. Lo ha jugado todo salvo los minutos en los que fue expulsado ante el Málaga y una sobrecarga muscular que le apartó frente al Córdoba.
En el Clásico recibió la quinta amarilla de la temporada liguera y se presentó a Ancelotti el momento perfecto para acelerar el regreso de James. La fractura del quinto metatarsiano del pie derecho del colombiano ya era pasado dos meses después y brilló en su vuelta ante el Granada, imponiendo un ritmo alto al fútbol del Real Madrid que añoraba en los últimos meses de irregularidad.
James ha marcado doce tantos y repartido doce asistencias en todas las competiciones en las que ha participado en un primer año elogiado por todos. Jugadores de la entidad de Zinedine Zidane necesitaron meses de adaptación y el colombiano, con cambio de posición incluido, se ha acoplado al fútbol español con rapidez. Sus características van como anillo al dedo: rápido, con calidad en el toque, precisión en el centro y gran disparo. Desde su llegada enamoró a la afición madridista.
"Vamos a ver qué hago porque doce no puedo poner. Voy a buscar alguno que no se encuentre tan bien". Así respondió Ancelotti que encuentra un debate futbolístico ante sí que todo técnico querría tener. Con Toni Kroos como figura indiscutible en la medular, Modric imprescindible a su lado y los tres de arriba fijos, queda un puesto para dos jugadores: James e Isco.
El papel de Ancelotti pasa a ser casi de detective. Midiendo al detalle el cansancio en cada entrenamiento después de los partidos. Todo indica a que, si no hay sanciones o lesiones, Isco será el sacrificado en los días grandes, como los que se avecinan en la eliminatoria de Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid.
Mientras, jugará seguro en Vallecas, tras descansar por sanción, en un partido en el que bien Modric, que ha jugado todo desde su regreso, o James, que acaba de regresar y no puede disputar tres partidos en una semana, tengan sitio en el banquillo del estadio del Rayo Vallecano.
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