Flórez afirmó que desde la noche anterior había ingerido licor con un amigo y que a las 11 de la mañana del día siguiente llegó a su casa en alto estado de embriaguez.
Según comentó, un grupo de personas que estaba en frente de la vivienda del jugador comenzó a insultarlo y a decirle, entre otras cosas, que lo iban a matar por haber perdido la final de la Copa Mustang que ganó el Once Caldas.
El jugador dijo que intentó regresar por su amigo, pero al verlo dormido tuvo que volver solo a su casa. La gente que estaba al frente lo insultó de nuevo y le tiraron una piedra al carro en el que viajaba. En ese momento se decidió sacar el arma.
"Estaba borracho, lleno de ira, de furia, me desafiaron a pelear. Me acerqué a ellos, saqué el arma y uno se abalanzó sobre mí para quitármela. En ese forcejeo sucedió la desgracia. Disparé varias veces, no recuerdo muy bien, el tipo cayó al piso y yo salí corriendo", relató el futbolista.
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Flórez señala que hay cosas de las que no se acuerda muy bien, aunque advierte que no ‘remató' a la víctima como han escrito en algunos medios de prensa. Acusa igualmente que el sujeto asesinado fue quien primero intentó hacerle daño.
"Jamás lo perseguí y no lo rematé en el suelo como dicen algunas personas. Sólo quieren hundirme en la miseria. Repito, no recuerdo muy bien el momento exacto, estaba muy asustado, borracho, con ira, pero la víctima fue el que me atacó. En ese instante se produjeron los disparos. En ese momento no sabía que él había muerto. Todo pasó en escasos segundos. Esto me duele muchísimo, nunca le había hecho daño a nadie y siempre he sabido respetar a todo el mundo", señaló al diario deportivo español.
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El juniorista asegura que la situación de su barrio, al que calificó como "pobre y peligroso", lo obliga a portar un arma. Dice que en ese lugar casi todas las personas tienen una.
Advirtió también que se arrepiente de lo sucedido, que no es un jugador rico y que ha tenido que vender sus cosas para pagarles a los abogados que llevan su caso.
Respecto al Junior y sus compañeros de equipo, aseveró que ha tenido todo el apoyo de parte de ellos.
A los familiares de Israel Cantillo, el hincha que murió en los hechos, les pidió perdón y que "sean capaces de analizar todo lo que pasó en ese momento fatal.
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De igual forma, Flórez confesó a Marca que los primeros días en la cárcel han sido una dura experiencia, llena de dolor y angustia. Y que por eso acude mucho a Dios para soportar lo que viene, incluida la pena que deberá pagar por homicidio.
Finalmente, puntualizó que su salud ha empeorado en los últimos días: "Me siento muy mal, no puedo dormir, estoy muy cansado, pienso mucho en mi mamá y en mi papá. Eso me mortifica y me hace daño por dentro".
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