El PSG cerró el partido en un minuto. Exactamente, en 57 segundos, los que tardó Cavani en controlar un balón dentro del área, darse la vuelta y marcar un gol de puro ‘nueve', con la inestimable colaboración del portero español Urko Pardo.
Se trata del gol más rápido del equipo francés en la historia de esta competición, suficiente para derrotar a un Apoel que lejos de Chipre baja mucho su rendimiento.
A lo largo del partido, siempre dio la sensación de que si los franceses hubiesen necesitado un gol más, lo habrían logrado sin excesivos problemas.
Solo la escasa diferencia mantuvo el suspense del partido hasta el final, aunque el Apoel apenas traspasó la línea del medio campo en todo el segundo tiempo.
El PSG defendió de la manera menos arriesgada posible: con la posesión del balón, que solo entregó a los chipriotas durante un breve periodo del primer tiempo.
Blanc dejó en el banquillo a Cabaye y apostó por Pastore, que ha perdido el brillo de antaño, pero que supo llevar bien la manija del centro del campo, bien escudado por Matuidi y Motta.
Sin embargo, quienes llevaron la dinamita fueron el brasileño Lucas y Cavani, que percutieron una y otra vez desde la derecha del ataque parisino, flanqueados por dos laterales convertidos casi en extremos, Maxwell y Van der Wiel.
Precisamente de un centro de este último llegó el gol de Cavani, quien unos minutos más tarde pudo anotar el segundo si su cabezazo tras una excelsa "banana" enviada por Lucas no se hubiera estrellado en el palo (m.18).
El uruguayo está de dulce en Europa. Su gol es el tercero que mete en cuatro partidos en esta edición de la Liga de Campeones, aunque nadie olvida a Ibrahimovic y su misteriosa lesión, que le ha tenido ya siete semanas fuera de los campos.
La oportunidad de Cavani era la respuesta a la única gran oportunidad del Apoel en todo el encuentro, un cabezazo de Vinicius a la salida de un córner que Sirigu se quitó de encima como pudo y Morais, a apenas un metro de la portería, no supo embocar el rechace (m.12).
En esa orilla murieron los chipriotas, desbordados por las paredes urdidas en el medio campo del PSG por Lucas, Pastore, Matuidi y Lavezzi.
Para rehacerse de su fallo inicial, Pardo completó una buena noche, salvando disparos peligrosos de la constelación parisina, quienes dejaron en un mal recuerdo sus apuros para solventar por la mínima el partido de ida en Nicosia, que sólo se solventó con un gol del propio Cavani, quién si no, cuando acababa el encuentro.
Asegurada su clasificación para octavos, el PSG sesteó con el balón en la segunda parte, con la cabeza puesta en la auténtica final que afrontan este fin de semana en el Clásico de la Liga francesa, que les enfrentará al líder Marsella.
Y un dato que merece la atención: es el 31 partido europeo consecutivo que los franceses se mantienen invictos en su feudo del Parque de los Príncipes (21 victorias y 10 empates).
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