Mucho se habló la semana pasada con el escándalo de Bolillo y su renuncia a la selección de mayores. Lara sonó como un posible candidato a sustituirlo, en el caso de que la Federación Colombiana de Fútbol acepte su salida.
El Mundial Sub-20 era la ocasión perfecta para desviar la atención de la gente, olvidando el episodio con Bolillo y llenando al país de ‘gloria'. Todo esto si el equipo llegaba a la final del Mundial, cosa que no pasó. Ahora, la Federación deberá enfrentar dos problemas: la eliminación prematura de un torneo organizado por Colombia y la opinión dividida entre los que apoyan y sentencian a Hernán Darío Gómez.
Dos momentos difíciles para el fútbol colombiano, cuando falta poco menos de dos meses para que empiecen las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014.
Antes de la Copa América, se planteó como objetivo principal la clasificación a la Copa del Mundo, con el Bolillo como la cabeza e imagen de este sueño. La imagen la tiró al piso con su comportamiento, quién sabe si así pueda seguir comandando esta ilusión. Si el técnico se va, cambiaría el mando, el estilo y las ideas. Todo tendría que empezar de nuevo.
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¿Podría Eduardo Lara tomar el mando de la selección absoluta? ¿Aceptaría hacerlo después de no lograr un título mundial con la Sub-20 que él mismo se había propuesto y haber tenido ya, hace unos años, la oportunidad fallida con la mayores?
Lo más sensato sería que por ahora cumpla con lo que había afirmado antes del Mundial, que dé un paso al costado y permita que otro tome su lugar. Igual que el Bolillo, a quien se le debería aceptar la renuncia por la falta que cometió.
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Esto, sin embargo, dejaría a los dos equipos sin entrenador al mismo tiempo. Amanecerá y veremos qué decisiones toma la Federación con respecto a los técnicos.
Lo más triste de la historia sería que todo esto pueda llegar a desperdiciar el talentoso grupo de jugadores que tenemos. Es el momento de asumir responsabilidades y pensar en el futuro del fútbol colombiano. ¿Qué es lo que más le conviene a la Selección?
Así todo se vea opaco por estos días, está claro que los dirigentes no pueden darse el lujo de seguir alargando la toma de decisiones. Es el momento de actuar, lo antes posible.