El castigo es el más fuerte asignado por racismo a un jugador o entrenador de la Unión Rusa de Fútbol.
Igor Gamula dijo a los periodistas rusos el mes pasado que en el club Rostov "tenemos como a seis de estas cosas" cuando se le preguntó sobre los rumores de que el equipo contrataría al defensa camerunés Benoit Angbwa, durante una conferencia de prensa posterior a un partido.
Gamula también comentó que cinco de sus jugadores rusos habían tenido alta fiebre, y dijo en broma que la causa era una epidemia de ébola.
El técnico, que posee las nacionalidades rusa y ucraniana, se disculpó tres días después, cuando los jugadores africanos que militan en el Rostov amenazaron con irse a huelga.
El castigo al técnico de 54 años terminará en marzo debido a que la liga rusa suspende sus actividades durante tres meses por un receso invernal.
La ciudad de Rostov será sede de juegos del Mundial de 2018.
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