Muhammad Ali hizo célebre la frase: “Flota como una mariposa, pica como una abeja”, que retrataba su estilo boxístico.
Sobre el ring daba recitales en sus combates, fuera de él se batió en peleas memorables como, por ejemplo, una contra el racismo.
“Los ángeles son blancos, María también. Entonces pregunté: ‘¿Mamá, cuando muramos vamos a ir al cielo?’ Ella me dijo: ‘claro que iremos al cielo’. Y respondí: ‘¿Entonces qué pasa con todos los ángeles negros?’”, contó el boxeador.
Muhammad Ali es considerado como el mejor boxeador de todos los tiempos. A cuatro años de su muerte no se olvida la rapidez con la que lanzaba sus manos ni mucho menos sus expresiones contra el racismo, tan fuertes como sus puños.
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“Y la torta de ángel es blanca y la torta del diablo es un pastel de chocolate. Siempre me preguntaba cómo hasta el presidente vivía en la Casa Blanca”, dijo muchas veces.
Después de ser campeón olímpico en Roma en 1960 decidió convertirse en musulmán, a raíz del episodio que vivió en un restaurante; fue entonces cambió su nombre de Cassius Clay a Muhammad Ali.
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“Fui al centro con mi medalla de oro enorme, en esa época no estaba aceptado que un negro comiera en el centro de la ciudad. Me senté y dije: ‘Quiero una taza de café y un hotdog’. La chica me dijo: ‘No servimos a negros’. Me enojé tanto que respondí: ‘Yo tampoco como negros, solo dame mi taza de café y mi hotdog’”, recordó en una entrevista.