"La situación no es satisfactoria. Se me ha condenado de antemano, sin que existan pruebas contra mí de algún tipo de proceder incorrecto. Es monstruoso", apunta Blatter, en declaraciones a la revista femenina alemana "Bunte".
El dirigente de la FIFA rechaza en ese medio la posibilidad de una dimisión inmediata e insiste en que dejará el puesto, tal como anunció en su momento, el 26 de febrero de 2016, durante el congreso extraordinario de la FIFA en el que se elegirá a su sucesor.
En ese momento dejará "definitivamente" el cargo", "pero ni un día antes", sostiene.
La fiscalía suiza abrió el pasado septiembre sumario contra él, en medio del escándalo de corrupción de su organización, lo que disparó las presiones sobre Blatter para que deje el cargo.
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Desde Alemania, el ministro del Interior, Thomas de Maizière, responsable del gobierno de Ángela Merkel para el deporte, expresó el martes su convicción de que el complejo asunto que afecta a la FIFA debe resolverse "cuanto antes", sin esperar a febrero.
A principios de mes, tres de los grandes patrocinadores de la FIFA -Coca-Cola, McDonald's y Visa- exigieron la inmediata retirada de Blatter por quedar imputado por la justicia de su país por el escándalo de presuntos sobornos y comisiones ilegales.
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Joseph fue reelegido presidente a finales de mayo, pero días después puso su cargo a disposición y la FIFA convocó el Congreso de febrero para celebrar nuevas elecciones.
Ambas decisiones siguieron a la detención en Suiza, el 27 de mayo, de varios altos cargos de la FIFA a solicitud de la justicia estadounidense que les acusa de organización mafiosa, fraude masivo y blanqueo de dinero.
‘Sepp' es el octavo presidente de la FIFA y lleva diecisiete años ininterrumpidos en el cargo, al que llegó como sucesor del brasileño Joao Havelange.