La primera jornada no pareció prometer nada bueno. El torneo empezó para el Dortmund de Jürgen Klopp con una derrota por 2-0 ante el Bayer Leverkusen que hizo que empezaran a dispararse los comentarios acerca de las razones por las que un equipo así no podría tener éxito en la Bundesliga.
A un equipo formado a base de talento y de juventud le falta la experiencia necesarias para el éxito, decían algunos. Un equipo tan joven no soporta la presión que implica jugar en una de las ligas más importantes de Europa, explicaban otros.
Sin embargo, con el paso de las jornadas, todos los que creyeron que podían explicar el mundo a partir de una derrota empezaron a bajar el volumen hasta encerrarse en el silencio.
El Dortmund no volvió a perder un solo partido hasta la última jornada de la primera ronda, cuando cayó por 1-0 ante el Eintracht Fráncfort. Del resto, un empate ante el Hoffenheim había sido la única interrupción de una campaña en la que la tónica era contar los partidos por victorias.
Esa primera ronda vertiginosa sentó la base de la conquista del título. El eje del equipo estuvo formada en la primera mitad de la temporada por el central Matt Hummels, el turco Nuri Sahin -jugador hecho en la cantera del Dortmund- en la posición de volante defensivo, el japonés Shinji Kagawa -a quien el Dortmund se había traído de la segunda división nipona por 300.000 euros- como media punta y el paraguayo Lucas Barrios como delantero centro.
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Además, dos canteranos -Kevin Grosskreutz, por la banda izquierda, y Mario Götze, un jugador de 18 años, por la derecha- fueron experimentando un increíble proceso de maduración a lo largo de la temporada y se hicieron cada vez más importantes para el equipo.
La ventaja sobre el Leverkusen al final de la primera ronda era de siete puntos. Se trataba, sin duda, de una renta cómoda, pero la derrota contra el Eintracht hizo que volvieran a aparecer los agoreros.
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En el comienzo de la segunda ronda, el Dortmund tenía que volver a jugar contra el Leverkusen. Con una derrota, la ventaja se reduciría a cuatro puntos y al joven equipo se lo iban a empezar a tragar los nervios. Además, Kagawa se había lesionado en la Copa de Asia y la temporada estaba terminada para él. Y Lucas Barrios, afectado por un virus, no sabía cuando podría volver a estar en plena forma.
El Dortmund había rotado poco en la primera ronda y eso hacía que la pregunta acerca de cómo podría compensar la baja de Kagawa, para el resto de la temporada, y la probable de Barrios en los primeros partidos fuera legítima.
No obstante, en el nuevo duelo contra el Leverkusen no se advirtieron esos vacíos -Götze pasó de la banda derecha a la posición de Kagawa-, el equipo no mostró para nada nerviosismo, sino que fue claro dominador a lo largo del compromiso y terminó dando un golpe de autoridad con un claro 3-1.
Hay quien dice que ese día se podía anticipar ya que el Dortmund sería campeón.
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Otros ven la fecha definitiva en la segunda victoria contra el Bayern de Múnich, a domicilio (1-3). Y hay quien piensa que las claves fueron las victorias en la segunda ronda ante el Hannover 96 por 4-1 y ante el Friburgo por 3-0, en un momento en que el equipo pasaba por una fase de relativa debilidad y el Leverkusen estaba en racha.
El Dortmund no era campeón desde 2002. De aquel equipo, siguen en la plantilla el brasileño Leonardo Dedé -hoy entró simbólicamente en el minuto 89 en la victoria ante el Núremberg por 2-0- y Sebastian Kehl, quienes, sin embargo, tuvieron a lo largo de esta temporada un valor más simbólico que deportivo. El título lo lograron los jóvenes.
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El equipo de 2002, al igual que el que fue campeón en 1995 y 1996 y ganó la Liga de Campeones en 1997, había sido formado a punta de talonario. El que ha sido campeón ahora se ha forjado en la cantera y en la búsqueda de fichajes económicos. El mejor ejemplo de esto último es Kagawa.
Ese contraste es el resultado de un proceso que empezó con una crisis económica del equipo que lo obligó a cambiar de filosofía y que ha terminado mostrando que el uso del talonario no es el único camino hacia el éxito.