
Tour de Francia 2025: los cuatro ciclistas revelación que sorprendieron a todos
En Caracol Sports repasamos los nombres de cuatro corredores que se robaron el show y fueron sorpresa en el Tour de Francia 2025.

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Hay Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard para rato, pero el ciclismo prepara ya una nueva hornada de talentos, que en este Tour de Francia han mostrado ya sus cartas, simbolizados por el alemán Florian Lipowitz, tercero del podio, pero también por el británico Oscar Onely, el francés Kevin Vauquelin o el irlandés Ben Healy.
Si la eclosión del esloveno Tadej Pogacar en la carrera en 2020 supuso un soplo de aire fresco, el ganador más joven en más de un siglo, la generación Z llama ya a las puertas de la gloria.
El belga Remco Evenepoel fue el año pasado el primer ciclista nacido en el siglo XXI en subir al podio final de los Campos Elíseos. Su estela la sigue en esta edición Lipowitz, de 24 años, que ha peleado hasta el último aliento con Onley, de 22.
Junto a ellos, figuran en el top-10 Vauquelin, de 24, séptimo de la general, y Healy, también de 24, noveno.
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Su irrupción en este Tour de Francia ha sido una sorpresa, aunque todos ellos habían dado signos prometedores.
Lipowitz encarna mejor que nadie esa nueva hornada. El germano, segundo de la París-Niza, por detrás del estadounidense Matteo Jorgenson, y tercero de la Dauphiné, donde solo fue superado por Pogacar y por Vingegaard.
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Procedente del biatlon, el alemán se perfila como una de las estrellas ascendentes de los próximos años y la destreza con la que ha gestionado la presión del Tour de Francia le augura grandes cosas.
Frío sobre la bicicleta, el alemán posee una enorme capacidad de resistencia, que combina con la sangre fría que en el biatlón le permitía apuntar a la diana tras el esfuerzo sobre la nieve.
"Nunca me habían animado tanto en una carrera. Este Tour ha sido algo impresionante", asegura el germano, que cuenta con el respaldo de una estructura sólida como el Red Bull, donde la convivencia con el esloveno Tadej Pogacar no ha sido sencilla.
El segundo del Tour de 2020, un extraño en el top-10 a sus 35 años, jugó sus cartas en solitario, sin entrar en una estrategia conjunta con su compañero, mejor situado en la general.
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La personalidad de Onley también ha llamado la atención durante el Tour. "Me aplaudieron más por tercer puesto en la etapa del Tour en Ruán que por la que gané en la Vuelta a Suiza", aseguraba el escocés, reputado por su carácter reservado, pero que ha dejado muestras de genio en la carretera.
Como cuando tuvo que poner a todo su equipo a trabajar camino del Col de la Loze, tras quedarse descolgado, y acabó cuarto en la meta, colocándose a 22 segundos del podio.
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Al día siguiente no soportó la presión y ha visto como la tercera plaza se le escapaba por 1 minuto y 3 segundos.
Tercero de la pasada Vuelta a Suiza, cuarto del Tour Under, el nativo de Kelso, fan confeso del luxemburgués Frank Schleck, ha completado un gran Tour en el que ha mostrado una madurez muy por encima de lo que indica su año de nacimiento.
Ese es uno de los rasgos de su carácter que más destacan quienes le conocen, asombrados por el comportamiento de un joven formado en Francia, que ha encontrado en el Picnic, un equipo reputado por la paciencia con la que trata a sus jóvenes, el entorno ideal para desarrollar su talento.
Onley es el único corredor de la élite que publica sin problemas sus datos de rendimiento, en los que aparece una capacidad máxima de resistencia que le identifica como una pepita en potencia.
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El corredor confiesa que sus resultados eran mejores en atletismo que en ciclismo, pero que optó por la bicicleta por la libertad que encontraba en los entrenamientos, la soledad de la montaña.
No en vano, sigue asegurando que prefiere los meses de preparación a los de competición, donde en poco más de un año ha encadenado tres roturas de clavícula, la primera de ellas en la Vuelta a España de 2023, su primer contacto con una carrera de tres semanas.
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Vauquelin ha tenido que lidiar con el bullicio que acarreaba su nombre en las carreteras francesas, elevado a la condición de gran esperanza de un país que hace 40 años que no celebra un Tour. El corredor del Arkea ha ido de menos a más, pero pese a no ser un escalador acreditado, ha sabido aferrarse al top-10 tras mucho sufrimiento en Pirineos y Alpes.
Su quinto puesto en la contrarreloj de Caen le colocó en la parte alta de la clasificación, que no ha abandonado desde entonces.
Segundo de la Vuelta a Suiza tras el portugués Joao Almeida, Vauquelin, que acaba contrato con el Arkea, cuya supervivencia en el pelotón está en entredicho, se ha convertido en una de las apuestas de muchos equipos para el futuro. El Ineos aparece como favorito.
Healy no figuraba entre los seleccionados por el EF para este Tour, pero la baja del ecuatoriano Richard Carapaz le dio una oportunidad que ha sabido aprovechar al máximo.
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De entrada sustituye al ecuatoriano como el más combativo de la edición, un premio merecido por el pundonor que ha puesto a lo largo de toda la edición.
Nacido en el Reino Unido, de madre británica y padre irlandés, optó por esta nacionalidad porque el país le dio mejores condiciones para desarrollar sus capacidades.
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Tercero de la Lieja-Bastona-Lieja, cuarto de la Strada Binache, quinto de la Flecha Balona, Healy se ha convertido en una de las figuras de este Tour, ganador de la sexta etapa en Vire Normandie, maillot amarillo durante dos días, pero sobre todo animador incansable de las escapadas, tercero en el Mont Dore, segundo en el Mont Ventoux.