Bayern Múnich celebró este viernes una asamblea extraordinaria para elegir a su nuevo presidente y despidió entre aplausos al que fue su jefe hasta hace pocas semanas, Uli Hoeness, quien próximamente ingresará en prisión para cumplir su condena de tres años y medios por evasión fiscal.
En un emotivo discurso, cuyos mensajes difundió Bayern en las redes sociales, Hoeness dejó claro que regresará y aseguró que se va con la conciencia tranquila, al dejar un club sin deudas, con el estadio pagado y con la Bundesliga conseguida.
"El revés del martes (la derrota ante Real Madrid en la Liga de Campeones) es algo humano y normal; tras el triplete hemos jugado una muy, muy buena temporada", manifestó Hoeness en apoyo al equipo que lidera Pep Guardiola tras las críticas recibidas.
Su sucesor será Karl Hopfer, que era el vicepresidente del club y que también quiso dejar claro su respaldo al conjunto: "Estoy orgulloso de este equipo y felicito a Pep Guardiola y al equipo", señaló en la asamblea.
Hopfer ejerció como presidente interino desde que hace siete semanas Hoeness dimitió de todos sus cargos al decidir no recurrir la sentencia.
No lo hizo, explicó él mismo, para no prolongar el drama que estaba viviendo su familia; "De repente era un idiota, un cerdo", señaló.
Ante los más de 2.000 asistentes a la asamblea reconoció el grave error que cometió y su decisión de asumir las consecuencias, lo que le supondrá, además de la prisión, un pago de entre 30 y 35 millones de euros a Hacienda.
Hopfer, por su parte, no escatimó elogios hacia su figura -"el corazón, la cabeza y también el alma del Bayern"- y recordó que Hoeness participó, primero como jugador y luego como directivo, en 53 de los títulos que posee el club.