Como el viraje coincide con la ausencia del atacante sueco Zlatan Ibrahimovic, enseguida ha surgido el debate sobre la excesiva dependencia que el elenco de estrellas, adquirido a golpe de talonario por los propietarios cataríes del club, tiene de la personalidad del gigante escandinavo.
Ibra aparece como el catalizador del equipo explosivo y conquistador que, incluso, llegó a soñar con levantar la Copa de Europa. Pero aquella imagen está quedando ensombrecida por un final de temporada poco brillante.
La eliminación de la Liga de Campeones en cuartos de final por el Chelsea abrió una fase depresiva en el equipo. Nadie tomó el timón dejado vacante por lesión por Ibra y el capitán, Thiago Silva, parece haber comenzado ya a pensar en el Mundial que vivirá en su tierra al frente de la "canarinha".
Tras el naufragio de Stanford Bridge, el conjunto de Laurent Blanc cayó contra el Lyon en Liga, arrancó una victoria en el último suspiro frente al modestísimo Evian y ayer, domingo, cuando necesitaba una victoria para certificar el título liguero, no pudo pasar el empate en un duelo de muy bajo nivel frente al Sochaux, que lucha por no bajar.
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"No hemos puesto lo que hacía falta para ganar este partido", reconoció el entrenador, que anuló la jornada de reposo prevista para hoy para lanzar una señal a sus jugadores de que la temporada todavía no está terminada.
Los números son significativos. El club, que tenía una media de 2,3 goles por partido, ha bajado su media a apenas 0,7 tras quedar fuera de la máxima competición continental.
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El PSG cuenta con ocho puntos de ventaja frente al Mónaco cuando solo quedan nueve por disputarse, por lo que salvo monumental descalabro el título de campeón se celebrará en la capital.
La próxima oportunidad para hacerlo es el 7 de mayo en el Parque de los Príncipes tras el duelo contra el Rennes.
Mientras, el clima se ha enrarecido en el equipo, que parecía vacunado contra la crisis.
La renovación del entrenador, que era solo una cuestión protocolaria hace unas semanas, se ha convertido en un asunto central, mientras los medios publican los nombres de candidatos al banquillo parisiense y ofertas en la mesa de Blanc.
Thiago Silva, que parecía una roca, comienza a escuchar críticas sobre su rendimiento, al igual que el uruguayo Edison Cavani, el jugador más caro de la historia del fútbol francés, que no ha conseguido hacer olvidar la ausencia de Ibrahimovic.
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En ese contexto, al club se le puede presentar un nuevo problema, puesto que la UEFA puede sancionarle a principios de mayo próximo por no respetar el llamado "juego limpio financiero".
El PSG justifica buena parte del dinero procedente de Catar en forma de un contrato publicitario con la autoridad turística del emirato, que paga 200 millones de euros, una cifra que parece complicado que sea aceptada por las autoridades independientes designadas por la UEFA.
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Su propio presidente, Michel Platini, consideró que debía ser sancionado, aunque recordó que eso no depende de su mandato.