Este jueves, en el estadio El Campín se enfrentaron dos equipos con serías necesidades de triunfo, sin embargo, América se fue con el marcador a favor, 1-2 sobre Santa Fe.
Un duelo de equipos urgidos por ganar se vio en el coloso capitalino, los vallecaucanos aprovecharon los errores de los bogotanos que padecen un serio problema en cuanto a lo emocional.
Y es que igualar parcialmente el tanteador, mostró que los locales querían sumar, pero querer no es poder, y pudo más la impotencia, de esa que cargan desde hace varias fechas.
Así lo vivieron los técnicos en los banquillos.
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Harold Rivera:
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Fue puro corazón, hasta quiso rememorar sus épocas de jugador, acompañaba hasta la salida de los laterales, pero su equipo no le demostró mucha de la energía que él sí proyectaba.
Era impaciente ante los errores de sus dirigidos, y muestra de ello fue la sustitución de Juan Daniel Roa, minutos después del fallo que desembocó en el gol de la visita; eso sí cuando salió el futbolista hubo saludo, pero poco emotivo.
Gonzalo Martínez, asistente del tolimense, significó su polo a tierra ante los embates de emoción que tenía el estratega; claro está que por momentos se contagió y también se vio exacerbado.
Manos en los bolsillos, evidente desazón y cara de pocos amigos, así terminó el técnico que sufre y padece el nefasto momento por el que pasa el rojo capitalino.
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Alexandre Guimaraes:
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Al otro lado de la acera estuvo el brasileño, se le vio sobrio por pasajes, sin perder la compostura, pero obvio, el pasar de los minutos fue trajinando su elegante vestir.
Más que emocionado estuvo motivando a sus dirigidos. Tomó el rincón derecho del banquillo 'escarlata' y allí se refugió con ira cuando su equipo no tejía una seguidilla de pases.
Durante minutos, su cambio defensivo le pesó, el ingreso de Juan Camilo Meza no fue para armar un cerrojo; tanto así que llegó el empate 'cardenal' 1-1, y de una vez su rostro de decepción.
El tanto de la victoria fue algarabía total, un grito de júbilo, como cuando representó a Costa Rica en el Mundial de Italia 1990. Se vio comunión con sus jugadores, varios de ellos fueron directo a él para festejar.
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Un triunfo que fue un bálsamo para 'Guima', de esa manera zafó de la presión, esa misma que venía desde Cali, por las ganas de volver a sumar de a tres.
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