Tony Hibbert es una institución en el tradicional Everton de la Premier League. Defensa fuerte y poco técnico, los hinchas del equipo de Liverpool lo aman desde que fue campeón de la Copa FA juvenil de 1998 con las inferiores del club, y desde que debutó con el primer equipo en 2001 casi siempre ha sido titular. Sin embargo, en toda su carrera nunca había marcado un gol.
Por eso no es de extrañar la invasión al campo para levantarlo en hombros y rendirle un homenaje que realizaron los seguidores 'toffees' el pasado miércoles 8 de agosto, cuando el club le hizo su partido testimonial y él, el hombre que nunca había metido un gol, anotó de tiro libre frente al AEK de Grecia.
Un partido testimonial es un homenaje que los clubes ingleses le rinden a un jugador que lleva más de diez años en la institución y el de Hibbert se anunció en junio. Desde ese día se especuló si el AEK le iba a regalar la satisfacción de un gol que él entrenó todos los días rematando de media distancia después de las prácticas.
Fue tal la expectativa que generó el homenaje al popular defensa de 31 años, que incluso Wayne Rooney, excompañero de equipo y surgido en las inferiores del Everton, le hizo saber a su antiguo club que él quería jugar el partido, pero "lastimosamente el Manchester United está en una gira y no se pudo", explicó Hibbert a la prensa, agradeciéndole de paso la cortesía a la estrella de la selección inglesa, equipo al que nunca ha sido convocado el central.
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El caso es que Hibbert tuvo su homenaje y el momento llegó: minuto 52, tiro libre desde el costado izquierdo del área, a no más de 25 metros del arco del AEK. 'Hibbo', como le dicen cariñosamente, se paró frente al balón para mostrar que lo que lleva practicando por dos meses tenía que cumplirse y, aunque su remate fue flojo, el arquero del cuadro griego, que ya perdía por 3 a 1, tuvo la cortesía de una atajada deficiente. Justo ahí explotó Merseyside.
Cientos de hinchas se tomaron el campo para buscar a su ídolo y abrazarlo mientras miles lo aplaudían desde la tribuna y él celebraba como si acabara de ganar la Copa del Mundo. En su partido 310 con la azul del Everton, Tony Hibber por fin pudo marcar. Eso para él fue su Mundial.
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