Foto: AFP
De nada sirvió su victoria contra de Alemania en la última jornada. Otros aficionados les dieron flores y los felicitaron.
Extraño recibimiento el que tuvo la selección de Corea del Sur cuando arribó a su país.
A su llegada al aeropuerto internacional de Incheon fue atacada con huevos y almohadas por aficionados que no estuvieron a gusto con la actuación hecha en el mundial. Curiosamente todos los cojines arrojados tenían la bandera Union Jack -emblema oficial del Reino Unido-.
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Por otro lado, varios aficionados, aproximadamente unos 500, les arrojaron flores a los jugadores y los aplaudieron. Estos reconocieron como histórica la victoria de ‘Los guerreros de Taeguk’ -sobrenombre dado a los coreanos por su tradición en las artes marciales- frente a los alemanes.
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El recibimiento fue tan solo una pequeña prueba de lo que se vive en Corea por estos días. Medios del país reportan que las opiniones están divididas. Mientras que algunos reconocen que en los anales de la historia quedará el triunfo que eliminó a los germanos, otros piensan que el gran partido no esconde la realidad del seleccionado: llevan tres mundiales seguidos sin clasificar a la segunda fase. El último gran resultado fue en su Mundial -Corea y Japón 2002- cuando llegaron a la semifinal.
Tras la accidentada llegada, técnico y jugadores le dieron la cara a los medios que los esperaban. El primero en hablar fue Shin Tae-Yong, seleccionador nacional: “No quería llegar a casa sino hasta julio y es muy decepcionante volver antes”.
La máxima estrella del combinado asiático, Son Heung-Min, también salió a dar explicaciones sobre la actuación del equipo. “Me disculpo con todos nuestros fanáticos a los que no pudimos cumplirles la promesa de alcanzar la segunda fase, pero creo que tuvimos alguna esperanza cuando le ganamos a Alemania”, declaró el jugador que milita en el Tottenham de Inglaterra.
Esta no es la peor recepción a un seleccionado surcoreano, aunque parezca increíble. En 2014, cuando salieron en primera ronda tras empatar con Rusia y perder con Bélgica y Argelia, fueron bañados con ‘yeot’, un pegajoso dulce coreano en forma de jarabe.
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