En un comunicado divulgado este viernes, el Consejo Disciplinario de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) detalló que la sanción al futbolista incluirá también el pago de una multa económica de 2.550 euros.
De esta forma, el central no podrá participar en ninguna competición nacional hasta mediados de noviembre, aunque el Benfica puede presentar un recurso de apelación ante la justicia deportiva lusa.
Por el momento, Luisao podría jugar en la fase de grupos de la Liga de Campeones, donde se enfrenta a Barcelona, Celtic de Glasgow y Spartak de Moscú.
Sin embargo, las conclusiones de la Federación lusa serán transmitidas a la FIFA, que sí tiene capacidad para ampliar el castigo al jugador a todas las competiciones internacionales.
De acuerdo con el artículo 145 del Reglamento Disciplinario luso -que regula las agresiones a colegiados-, la pena impuesta ha sido la menor posible, ya que la sanción para las agresiones que no provoquen "lesiones de especial gravedad", como se tipificó en este caso, oscilan entre dos meses y dos años.
Los hechos se remontan al pasado 11 de agosto en un amistoso disputado en Dusseldorf (Alemania) por el Fortuna y el Benfica y que fue suspendido antes de acabar el primer tiempo por el árbitro del encuentro, el alemán Christian Fischer, después de recibir un golpe de Luisao.
Corría el minuto 39 de partido y una falta pitada por el árbitro en contra del equipo lisboeta -que podía suponer la segunda tarjeta amarilla para el español Javi García- fue protestada airadamente por el capitán del Benfica, que se arrimó a Fischer. Fue entonces cuando el colegiado se desplomó en el suelo; recibió asistencia médica; y acabó por dar por suspendido el duelo ante la incredulidad de los jugadores del Benfica, quienes acusaron a Fischer de fingir.
El central brasileño, de 31 años y que disputó los mundiales del 2006 y 2010 con su la selección de su país, aseguró nada más acabar el duelo que tenía "la conciencia tranquila" y subrayó que no hizo "ningún tipo de movimiento" para agredirlo.