No parecía que el Napoli pudiese afrontar en las mejores condiciones una final. Con tres de sus hinchas hospitalizados, uno de ellos muy grave, y una "curva norte" repleta de ultras dispuestos a imponer su ley a la mínima, a los que tuvo que apaciguar el capitán Marek Hamsik antes del comienzo.
Sin embargo, fue el equipo de Benítez el que salió más enchufado al campo, el que leyó más pronto cómo atacar el atrevido sistema de Vincenzo Montella y quien noqueó en dos ocasiones a su rival, apenas transcurrido el primer cuarto de hora.
Fueron dos fogonazos de Lorenzo Insigne, uno de los integrantes de la "nueva ola" que maneja Cesare Prandelli para el Mundial, ante los que nada pudo hacer el meta brasileño Neto.
Con media final ganada, el Napoli retrasó líneas en busca de un contraataque que diese el golpe de gracia, pero pudo ser una temeridad ante un conjunto que se siente seguro con el balón en su poder.
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Aupado por la movilidad entre líneas de Borja Valero, por la calidad de Joaquín y del chileno Juan Vargas, la Fiorentina creyó en sus posibilidades.
El conjunto de Montella redujo la desventaja por medio de Vargas, incluso, pudo empatar en la última jugada del primer tiempo, porque se le anuló erróneamente un tanto a Alberto Aquilani, El atacante viola remató una falta en posición legal, pero el línea lo anuló, confundido por la situación adelantada del argentino Gonzalo Rodríguez.
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Con Higuaín, que fue duda hasta el último momento, cansado físicamente, Hamsik lesionado y Callejón más pendiente de defender que de atacar, el segundo tiempo fue, prácticamente, un monólogo del Fiorentina.
Montella retrasó a Borja Valero para conducir el balón con más criterio y fue añadiendo efectivos al ataque, incluido, el exjugador del Villarreal Giuseppe Rossi, que jugó sus primeros minutos desde que cayese lesionado el pasado 5 de enero.
Pero fue un dominio infructuoso. El Napoli tapó todo espacio cercano a su área, para desesperación de un rival que no encontró la forma de empatar pese a jugar los últimos diez minutos con uno más, tras la expulsión por doble amarilla del suizo Gokhan Inler.
Aun así, pudo empatar en el 85, si Josip Ilicic hubiese acertado, solo ante Pepe Reina, pero el esloveno cruzó demasiado y agotó las ocasiones de un Fiorentina al que el Nápoles sentenció con un posterior contragolpe de Callejón, que entregó al belga Dries Mertens el honor de certificar el título.
Incidencias: final de la Copa de Italia disputada en el estadio Olímpico de Roma ante 65.000 espectadores. El encuentro comenzó con tres cuartos de hora de retraso por los incidentes previos fuera del estadio, que dejaron cuatro heridos, tres de ellos por arma de fuego. El himno italiano, interpretado por la cantante Alessandra Amoroso, fue fuertemente silbado desde la grada. Presenció el partido en el palco el Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, exalcalde de Florencia.
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